SáBADO, 30 DE NOV

Último debate antes de las elecciones en Brasil: Lula, Bolsonaro y un sacerdote «disfrazado»

El actual mandatario brasileño calificó de "expresidiario" y "traidor a la patria" al dirigente del Partido de los Trabajadores, quien le pidió que "no mienta" y ratificó que en su gobierno "no hubo corrupción".

 

Brasil asistió este jueves a uno de los debates más tensos y violentos de la historia democrática reciente, con el presidente Jair Bolsonaro lanzando su arsenal de acusaciones, incluidas noticias falsas, contra el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, en busca de escalar en las encuestas para evitar ser derrotado el domingo y forzar una segunda vuelta.

Con Bolsonaro como una ametralladora contra Lula, el resto de los candidatos también contribuyó con el presidente sumándose a criticar al líder del Partido de los Trabajadores (PT), que tiene 50% de la intención de voto y tiene chances matemáticas de ganar la presidencia el domingo, según Datafolha.

En cambio, el jefe del Estado se negó a responder dos preguntas claves que le formuló la candidata Soraya Trhonicke, paradójicamente una ex aliada: si va a aceptar el resultado de las elecciones del domingo y si se vacunó contra el coronavirus.

«Mentiroso, expresidiario, traidor a la patria, tus hijos robaron millones de empresas», disparó Bolsonaro en un debate en la TV Globo, el mayor acontecimiento del final de la campaña en Brasil, que se transformó en un clásico personal entre el jefe del Planalto y el exsindicalista metalúrgico.

«En mi gobierno no hubo corrupción», dijo Bolsonaro, quien llamó «mentiroso» y «expresidiario» a Lula, al recordar los procesos de que el exmandatario fue objeto por el desvío de fondos a través de contratistas de la petrolera estatal Petrobras, y vinculó al líder del Partido de los Trabajadores (PT) con asociaciones ilícitas.

«¿Él habla de asociación ilícita?», replicó Lula, y agregó: «Necesita mirarse al espejo y ver qué está pasando en su gobierno. Respetá a quién está mirando, te está mirando tu hija de 10 años, no mientas. La gente te enviará a tu casa el 2 de octubre».

Las acusaciones de Bolsonaro y las respuestas de Lula generaron que el debate se transformara en gran parte en el duelo de la polarización de las elecciones del domingo.

En el debate participaron también Ciro Gomes, del Partido Democrático Laborista, tercero en las encuestas, Simone Tebet, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB), Soraya Thrnokie, del derechista Unión Brasil, Felipe Dávila, del Partido Novo, y Padre Kelmon, del Partido Trabalhista Brasileño (PTB).

Bolsonaro encontró como aliado a Ciro Gomes, quien fue tres años ministro de Lula entre 2003 y 2010 pero dedicó su campaña a una cruzada personal contra su exaliado.

Pero sobre todo Bolsonaro fue ayudado por el gran desconocido de la de la noche, Kelmon Souza, quien se presenta como Padre Kelmon por pertenecer a un grupo llamado Iglesia Ortodoxa del Perú, del ultraderechista Partido Trabalhista Brasileño (PTB), una suerte de Qanon tropical que emula al grupo segregacionista y conspirativo que apoya a Donald Trump en Estados Unidos.

Como el PTB tiene diputados -solo participaron del debate los siete postulantes cuyos partidos tienen representación parlamentaria y los otros cuatro quedaron fuera-, el candidato con 0% de intención de voto aprovechó para ser una linea auxiliar de Bolsonaro en pegarle a Lula por los escándalos de corrupción de la Operación Lava Jato.

«Usted es un testaferro de Bolsonaro en este debate, ni siquiera es sacerdote, estás disfrazado de sacerdote, no debería estar aquí», dijo Lula a Kelmon, que insistió sobre la corrupción del PT y sostuvo que las izquierdas «destruyen las mentes de los jóvenes en la universidad» y reivindican a «Huevara», como llamó al guerrillero argentino cubano Ernesto Che Guevara.

Thronicke sacó de quicio a Kelmon al llamarlo de «sacerdote disfrazado de las fiestas de San Juan». Kelmon dijo que todos necesitan «catequesis».

El debate, con este sacerdote, redujo su clima de tensión. Hasta hubo risas tras la tensión inédita aplicada por Bolsonaro, que apenas dijo una propuesta: que intentará mantener el Auxilio Brasil, el plan social que ejecutó en el segundo semestre de este año, llamado de un artilugio electoral.

Durante sus intervenciones, Bolsonaro fue cuestionado por el resto por haber permitido en el Congreso el llamado presupuesto secreto que domina el bloque llamado Centrao en el Congreso y dijo que «no controla lo que pasa en Petrobras» debido a que no es un «dictador».

Lula aprovechó su tiempo y los diálogos para defender su legado como el mayor gobierno de inclusión social cuando Gomes le endilgó que el modelo del PT permitió la concentración de renta.

«Ciro, vos estás nervioso, viviste mi gobierno como el mayor gobierno de conquista social de la historia en el que todos ganaron dinero», subrayó el dirigente del PT.

Bolsonaro, en tanto, fue cuestionado por Tebet sobre el cuidado del ambiente y el presidente vinculó las críticas a su política hacia la Amazonia como un ataque al agronegocio. «El agronegocio me ama», sostuvo el presidente. En cambio, la senadora le imputó ser responsable de «la mayor deforestación de los últimos 15 años».

El actual presidente brasileño dijo que uno sus grandes aportes fue haber permitido que la población en el campo pueda tener facilidades extendidas para el porte de armas, sobre todo las mujeres. «Yo estoy a favor de las mujeres», enfatizó el presidente, que tiene el gran déficit de su campaña en el electorado femenino.

Bolsonaro fue llamado «cobarde» por la senadora Tebet cuando este le preguntó sobre Celso Daniel, un intendente del PT asesinado en 2002 que según el presidente tuvo una muerte turbia vinculada a disputas internas.

También fue consultado por Gomes y Lula sobre la compra de 51 inmuebles en efectivo por 5 millones de dólares en los últimos 30 años y las denuncias de corrupción en su gobierno, como la compra de vacunas con pedidos de soborno o las coimas en oro pedidas por funcionarios del Ministerio de Educación.

Bolsonaro acusó a los gobernadores del PT de la región nordeste de haber desviado dinero de respiradores durante la pandemia, luego de haber sido acusado por la mayoría de los rivales de haber sido el responsable de los casi 700.000 muertos por su accionar en contra de la cuarentena y la vacunación masiva.

El debate de Globo es el último gran momento antes de la veda de propaganda en medios de comunicación: los candidatos participarán de caminatas el viernes y sábado pero sin poder realizar grandes actos para prepararse para la votación del domingo.

La influencia del debate podrá detectarse en la encuesta Datafolha prevista para el sábado.

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