El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se defendió este martes de la acusación de traspasar información secreta a Rusia alegando que tiene el «derecho absoluto» a compartir esos datos reservados de inteligencia, dando así un inesperado giro a un escándalo explosivo.

«Como presidente quise compartir con Rusia (en un evento abierto de la Casa Blanca), como es mi derecho absoluto, hechos sobre terrorismo y seguridad aeronáutica», escribió Trump en una serie de tuits.

Además, expresó el presidente, quería que «Rusia aumente de forma importante su participación en la lucha contra el EI (Estado Islámico) y el terrorismo».

De esa forma, las tentativas de la Casa Blanca el lunes para descalificar las denuncias resultaron anuladas de un plumazo por el propio presidente en dos tuits.

Desde la tarde del lunes el presidente se encuentra en el centro de un escándalo de alcance imprevisible por denuncias de haber traspasado a un responsable ruso información de inteligencia que era considerada en el grado máximo de reserva.

La semana pasada, Trump recibió en el Salón Oval al canciller ruso, Serguei Lavrov, y de acuerdo con denuncias de diarios como Washington Post y The New York Times, así como la red CNN, en esa conversación Trump mencionó que el EI planeaba ataques a Estados Unidos utilizando computadoras portátiles en vuelos.

Según altas fuentes del gobierno, esa información fue ofrecida a Estados Unidos por un aliado con la condición de no traspasarla a nadie, ni siquiera a otros países aliados, para no exponer la fuente del dato.

Así, el mensaje de Trump en Twitter este martes parece confirmar que el presidente efectivamente hizo mención a esas amenazas en su diálogo con Lavrov, pero considera que hizo lo correcto y no cree haber hecho nada indebido.

En medio del vendaval de informaciones desencontradas, en la tarde del lunes el asesor presidencial de Seguridad Nacional, el general Herbert McMaster, buscó disipar las dudas pero acabó por arrojar más combustible a las llamas.

De acuerdo con McMaster, «en ningún momento se discutió sobre fuentes o métodos de inteligencia y no se revelaron operaciones militares que ya no fueran de público conocimiento».

McMaster afirmó que las denuncias en la prensa sobre el traspaso de información secreta a Rusia se apoyaban en una historia «falsa». Sin embargo, bajó la guardia al mencionar que Trump y Lavrov «repasaron las amenazas provenientes de organizaciones terroristas que incluyen amenazas a la aviación».