La primera ministra de Italia Giorgia Meloni y el presidente francés Emmanuel Macron coincidieron en la necesidad de «combatir la inmigración ilegal» con un sistema de «control efectivo de las fronteras exteriores» europeas, en una conversación telefónica que pareció una tregua momentánea tras los cruces de 2022 por la gestión de las personas rescatadas en el Mediterráneo.

A través de una «cordial conversación telefónica», como la definió un comunicado del Gobierno italiano a última hora del martes, Meloni y Macron abordaron «los principales temas que están en el centro de la agenda europea e internacional».

Durante la conversación, indicó la nota oficial, «se reafirmó la voluntad de garantizar el pleno apoyo a Ucrania y la urgencia de identificar soluciones efectivas a nivel europeo para apoyar la competitividad de las empresas europeas y combatir la inmigración ilegal a través del control efectivo de las fronteras exteriores de la Unión Europea».

El diálogo bilateral se dio luego de los fuertes cruces a fines de 2022 por la gestión de las personas rescatadas en el Mediterráneo, a partir de los reclamos italianos para que el resto de Europa ayude en la relocalización de los inmigrantes que arriban por vía marítima.

En ese marco, Meloni y Macron «acordaron continuar discutiendo estos temas ampliamente compartidos».

A mediados de noviembre, Italia puso en práctica una nueva disposición que permite el desembarco de enfermos, niños y mujeres, con la que buscaba apoyo europeo para el resto de las personas.

La tensión llevó a que Francia abriera sus puertos por primera vez en la historia a la llegada de un barco humanitario a uno de sus puertos con 234 personas, de las que a los pocos días echó a cerca de la mitad.

Meloni explicitó que de un acuerdo inicial para que el continente aceptara a 8.000 de los 90.000 inmigrantes llegados a su territorio, solo fueron repartidos 117, de los que 38 fueron a Francia.

En su reclamo de una gestión continental de la inmigración, Meloni tuvo el apoyo del Vaticano, que en palabras del papa Francisco reclamó que haya una coordinación europea en la cuestión migratoria para que no sean los países de primera línea mediterránea (España, Italia, Grecia y Chipre) quienes se hagan cargo de la acogida de todos los náufragos.