Según documentos judiciales, dos de las empresas de alimentos más grandes de Italia están implicadas en casos de explotación laboral de los trabajadores migrantes que cosechan los tomates que miles de consumidores europeos compran todas las semanas.

En el marco de una investigación sobre la muerte de un trabajador de temporada, la fiscal italiana Paola Guglielmi se refirió a los gigantes de alimentos Mutti y Conserve Italia como entidades que se benefician de las «condiciones de absoluta explotación» en la altamente lucrativa industria italiana del tomate.

Tanto Mutti como Cirio, la marca de Conserve Italia, abastecen a los principales supermercados del Reino Unido con latas de tomate y de passata (puré de tomate) de primera calidad. Las dos aparecen en los documentos judiciales firmados por Guglielmi.

El caso comenzó con la muerte de Abdullah Muhammed, un inmigrante sudanés de 47 años, padre de dos hijos y con los papeles en regla. En julio de 2015 sufrió un ataque al corazón mientras trabajaba en los campos de Nardó, una localidad del sur de Italia. La acusación contra su empleador establece que Muhammed podría haber salvado su vida si se le hubiera permitido acudir a un hospital.

La investigadora italiana usó sus facultades para rastrear la cadena de suministros hasta la mismísima cúpula de la industria del tomate procesado, un negocio que mueve 3.200 millones de euros al año. Si bien las empresas no tienen responsabilidad en la muerte del trabajador, su relación es clave.

Como tantos otros miles de trabajadores, la jornada laboral de Muhammed comenzaba a las 4 de la mañana y terminaba a las 5 de la tarde recolectando tomates bajo el intenso calor del verano en el sur de Italia. Los abusos laborales enumerados en los documentos judiciales incluyen las 12 horas de trabajo durante los siete días de la semana, sin descansos, con una paga mínima y sin acceso a personal médico.

«Por ley, la persona responsable del delito fue solamente el capataz», explicó Guglielmi al periódico the Guardian. «Pero en este caso también hubo homicidio culposo. Ese hombre no habría muerto si hubiera habido una oficina médica. La violación de las disposiciones de seguridad laboral fue flagrante».

En una amplia investigación, Guglielmi corroboró registros telefónicos, intervino llamadas y ordenó vigilancia aérea de la zona para encontrar el vínculo entre la explotación de los trabajadores migrantes de temporada y los gigantes de la industria.

Ganan 30 euros, pero pierden la mitad

Los trabajadores ganan un promedio de 30 euros por día en la región de Apulia pero cuentan con perder hasta la mitad de ese dinero en la comida, el transporte, el agua y la parte que le tienen que dar al capataz.

El sistema de capataz o «caporalato» está presente en todo el sector agrícola de Italia, donde los migrantes, con y sin papeles, se organizan en grupos de trabajo informales para ser contratados por terratenientes italianos que necesitan ayuda en la cosecha.

En el expediente figura una acusación contra el dueño de la empresa italiana, Giuseppe Mariano, y contra el capataz de origen sudanés, Mohammed Elsalih, por homicidio culposo. La investigación preliminar ya ha finalizado y un juez decidirá si el caso deberá ir o no a juicio.

Las empresas mencionadas en el expediente no asumen ninguna responsabilidad y subrayan hasta qué punto alientan a sus proveedores a tratar éticamente a sus trabajadores.

Un portavoz de Conserve Italia, la responsable de la marca Cirio, dijo que exigían a todos los proveedores estar de acuerdo en «el respeto» a sus trabajadores y al código de conducta corporativo. También, que la empresa cortó toda relación con el proveedor involucrado cuando se enteró de la muerte de Muhammed.

Fuente: eldiario.es