El presidente interino de Brasil, Michel Temer, afirmó que su gobierno está legitimado constitucionalmente, aunque sólo logrará el apoyo popular si realiza una buena gestión, en una entrevista concedida a la red Globo este domingo, tres días después de la separación de Dilma Rousseff del cargo.

«Tengo legitimidad constitucional. Constitucionalmente, si la presidenta es apartada, quien asume es el vicepresidente», aseguró Temer al programa Fantástico.

«Fui electo conjuntamente con la señora presidenta, los votos que ella recibió yo también los recibí. Pero reconozco que no tengo esa inserción popular, que sólo ganaré si desde nuestro gobierno, que es legítimo aunque interinamente, produzco un efecto benéfico para el país. Creo y tengo esperanza que lo conseguiremos», añadió.

Vicepresidente de Rousseff durante cinco años y convertido después en su mayor enemigo, Temer asumió el gobierno de Brasil de forma temporal el jueves después de que la mandataria fuera suspendida por el Senado.

En el cargo de momento por seis meses, el ahora presidente del mayor país de Sudamérica afirmó que su principal desafío será devolver el equilibrio económico y político a Brasil.

Para ello, cortará gastos «donde sea necesario», aunque aseguró que mantendrá intactos los programas sociales insignia de los trece años de gobierno del Partido de los Trabajadores del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva y Rousseff y base del boom socioeconómico que vivió Brasil en la última década.

Aunque gran parte de las críticas a Temer, de 75 años, vinieron del nombramiento de su gabinete, conformado sólo por hombres blancos, ricos, conservadores y algunos con casos en la Justicia.

El nuevo presidente avanzó que está buscando «representantes del mundo femenino» para asumir las secretarías de Estado de Cultura, Ciencia e Igualdad, aunque todas sin rango ministerial.

Quienes son miembros oficiales de su gabinete y asistieron a la primera reunión oficial del viernes ya saben, según Temer, que no será tolerante con la corrupción.

«Si hay irregularidades administrativas, ceso al ministro», dijo antes de reiterar que no interferirá en las investigaciones judiciales sobre el megafraude a la estatal Petrobras.

Respecto a la aparición de su nombre en las confesiones de algunos implicados en el escándalo, Temer remitió a la postura del Fiscal general, que dijo que no había indicios para investigarle.

El nuevo presidente estará en el cargo hasta que se complete el plazo de 180 días que tiene el Senado para juzgar a Rousseff por supuesto maquillaje de las cuentas públicas. En caso de que sea hallada culpable, Temer completará el mandato hasta final de 2018.

Un periodo que no pretende prolongar: «Estoy negando la posibilidad de una eventual reelección, incluso porque eso me da mayor tranquilidad. No preciso practicar gestos o actos de cara a una eventual reelección. Puedo ser incluso, digámoslo así, impopular, pero si eso trae beneficios para el país, para mí es suficiente», zanjó.