El Banco Popular de China ha diseñado reglamentos para gravar con un impuesto a las operaciones con divisas, un llamado impuesto Tobin, que está provocando temores en los bancos occidentales.

El plan aún no fue aprobado pero Bloomberg informó, citando fuentes, que la estructura ya está establecida y lista para entrar en funciones. El gobierno podría fijar la tasa inicial en cero «para darle tiempo a las autoridades para que redefinan los reglamentos y disuadan a los especuladores haciéndoles saber que ya está establecido un sistema», dice Bloomberg, que también encuesta a los banqueros: «Un gravamen puede retrasar la campaña de China para convertir al yuan en una divisa de reserva y podría intensificar la ansiedad de los inversionistas sobre salida de capitales, según el Banco Commonwealth de Australia. La propuesta es miope y ahuyentaría a los inversionistas extranjeros”, señalaron desde el Citi Private Bank.

Severo golpe

“Un impuesto Tobin sería un golpe severo para China y se lo podría revertir si los inversionistas deciden deshacerse de activos en yuanes para evitar el gravamen”, afirmó Sean Yokota, director de Estrategia Asia en el Skandinaviska Enskilda Banken de Singapur. “La propuesta se movería en una dirección completamente opuesta de dejar que los mercados fijen el precio en vez de los gobiernos», agregó.

El verdadero motivo de por qué están tan enojados es que el plan requeriría que las transacciones con divisas y coberturas cambiarias tendrían que documentar que la operación fue una cobertura legítima, no por especulación. Esto está molestando y mucho a los banqueros.

A favor y en contra

Banny Lam, codirector de investigaciones del Banco Agrícola de Valores Internacionales de China Ltd. de Hong Kong, una unidad de uno de los mayores centros de préstamos controlados por el Estado en China, le dijo a Bloomberg: «Poner de blanco a los especuladores es una buena idea. Va a ayudar a estabilizar los mercados dentro del territorio y a los extraterritoriales, lo cual será bueno para la economía».

Un estratega del Citi Bank en Hong Kong, Ken Peng, emitió una amenaza impotente: «Uno de los mayores efectos secundarios sería que los inversionistas internacionales simplemente no participarían en el mercado del yuan en un futuro. ¿Por qué habrían de invertir en el mercado del yuan cuando hay una desaceleración de la economía, fuga de capital y el sistema es controlado cada vez más y más férreamente?».