Taiwán denunció este viernes que Pekin cruzó con aviones de combate, barcos de guerra y misiles la línea divisoria con la isla, una frontera informal pero estrictamente respetada hasta ahora, en una acción que calificó de «altamente provocativa» y que se dio en el marco de los ejercicios militares realizados por China como respuesta a la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.

China, que considera a Taiwán parte de su territorio, lanzó el jueves las maniobras militares como represalia por la visita de la legisladora estadounidense, un viaje que Pekín consideró una «provocación» por no respetar el principio de «una sola China», que constituye una línea roja para el gigante asiático y es uno de los principios sobre los que se funda su política exterior.

El Ministerio de Defensa de Taiwán afirmó este viernes que 68 aviones de combate y 13 barcos de guerra chinos cruzaron la «línea media» del estrecho que separa la isla de China continental, durante las maniobras militares.

«Condenamos al ejército comunista que ha cruzado de forma deliberada la línea media del estrecho, acosando por aire y mar en torno a Taiwán», dijo la cartera en un comunicado citado por la agencia de noticias AFP.

«Este ejercicio militar chino, sea por el lanzamiento de misiles balísticos o el cruce de la línea media del estrecho, es un acto altamente provocador», agregó.

Los ejercicios, que la agencia oficial de noticias de China denomina «operaciones de bloqueo conjunto» utilizan cazas, bombarderos, destructores y fragatas, se realizan en vías fluviales sumamente transitadas e incluyen disparos con munición real de largo alcance.

Son una respuesta «necesaria» a la visita de Pelosi, señalaron las autoridades chinas que no confirmaron formalmente si sus misiles sobrevolaron la isla y se negaron a comentar la trayectoria de los proyectiles.

Estados Unidos, en tanto, acusa a China de haber reaccionado «de forma exagerada» a la visita de Pelosi, advirtió que su portaaviones «USS Reagan» seguirá «vigilando» los alrededores de Taiwán y anunció que postergó una prueba de misil intercontinental «para evitar una mayor escalada de las tensiones», según un vocero de la Casa Blanca, John Kirby.

A su vez, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que estas maniobras constituyen «una escalada significativa» de las tensiones.

Para Blinken, la visita de Pelosi no «justificaba» los ejercicios lanzados por el gigante asiático

Por su parte, el primer ministro taiwanés, Su Tseng-chang, pidió a sus aliados presionar para rebajar la tensión de la situación.

«No esperábamos que el malvado vecino de al lado mostrara su poderío en nuestras puertas y arbitrariamente pusiera en peligro las rutas marítimas más transitadas del mundo con sus ejercicios militares», dijo el dirigente a periodistas.

Pelosi, en tanto, aseguró en Tokio – escala final de su controvertida gira asiática –, que Estados Unidos «no permitirá» que China aísle a Taiwán.

Japón pidió un «cese inmediato» de las maniobras chinas, tras indicar este jueves que cinco misiles cayeron presuntamente en su zona económica exclusiva (ZEE) y que cuatro de ellos pudieron haber «sobrevolado la isla de Taiwán».

Australia, por su parte, calificó este viernes de «desproporcionadas y desestabilizadoras» las maniobras militares chinas según señaló la ministra de Relaciones Exteriores, Penny Wong, que hizo un llamado a la «moderación» y a una «desescalada» y dijo que había expresado su preocupación a su homólogo chino.

Los ejercicios militares se llevan a cabo en algunas de las rutas marítimas más utilizadas del planeta, por las cuales transita material electrónico esencial procedente de las fábricas del sudeste asiático con destino a los mercados mundiales.

La Oficina Marítima y Portuaria de Taiwán lanzó avisos para los navíos que circulan por esta zona y varias compañías aéreas internacionales desviarían sus vuelos para evitar el espacio aéreo de la isla.

La hipótesis de una invasión de Taiwán, con 23 millones de habitantes, es poco probable. Pero, desde la elección en 2016 de la actual presidenta, Tsai Ing-wen, aumentaron las amenazas para llevarla a cabo.

Tsai, que pertenece a un partido independentista a diferencia del gobierno anterior, se niega a reconocer que la isla y la parte continental forman parte de «una misma China».