Las misas vespertinas en la catedral metropolitana de Managua fueron suspendidas debido a la presencia de «paramilitares» denunció el vicario de ese templo, Silvio Romero. «No tenemos misa a las 18., sabemos muy bien que a esa hora andan los paramilitares», dijo Romero, al finalizar la homilía este domingo en el templo católico, ubicada en el centro de Managua.

Los grupos «paramilitares» señalados por el religioso serían civiles con armas de fuego que, con apoyo de la Policía Nacional, realizan ataques contra la población, en especial a quienes protestan contra el presidente Daniel Ortega, señalaron organizaciones humanitarias locales.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el movimiento Amnistía Internacional denominaron como «parapoliciales» a estos grupos, señalados de realizar «ejecuciones extrajudiciales».

Nicaragua cumple hoy 54 días de la crisis sociopolítica más sangrienta en los años 80, en la que ya perdieron la vida al menos 139 vidas, informó hoy el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).

Las protestas contra Ortega y contra su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, comenzaron el 18 de abril por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en una exigencia de renuncia, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción.

«Quien dice que ama a Dios y manda a matar a su hermano es un asesino, por más que hable bien de Dios», recalcó Romero en la homilía. «Es el pueblo de Nicaragua el que está sufriendo, sangrando (…), no se puede más con tanta masacre, basta ya», exclamó el sacerdote.

La iglesia católica, la más seguida en Nicaragua, ha tenido un papel trascendental durante la crisis, ya que ha evitado la muerte de cientos de personas que han mantenido sus protestas de forma pacífica, y a través de la Conferencia Episcopal de Nicaragua (CEN) sirve de mediadora en el diálogo nacional con representantes de la población nicaragüense.

Este fin de semana los nicaragüenses esperan que el presidente Ortega responda a una carta que los obispos le entregaron con una propuesta de «democratización» del país, ante lo cual pidió tiempo para «reflexionar».