Al menos 162 cadáveres de migrantes fueron recuperados hasta ahora en la costa mediterránea egipcia tras el naufragio de un barco que se dirigía a Europa con cientos de personas a bordo el miércoles pasado, dijo hoy el Ministerio de Salud de Egipto, tras cifrar ayer los muertos en alrededor de 50.

La embarcación naufragada partió con entre 400 y 600 emigrantes a bordo de un punto entre las norteñas localidades egipcias de Rashid y Baltim, un área poco poblada desde la que suelen salir barcos que trasladan ilegalmente a los migrantes, la mayoría con rumbo a las costas italianas.

El portavoz del Ministerio de Salud egipcio, Jaled Muyahid, informó que solo en esta jornada los equipos de rescate hallaron 55 cuerpos, informó la agencia de noticias EFE.

Hasta el momento, han sido rescatadas con vida 164 personas, entre ellos 111 egipcios, 26 sudaneses, 13 eritreos, dos somalís, un sirio y un etíope, según los datos de la intergubernamental Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

De los fallecidos, se sabe que el medio centenar de los cuerpos encontrados en los primeros dos días pertenecen mayoritariamente a nacionales egipcios, así como algunos sudaneses y somalís.

El responsable de Sanidad no precisó las nacionalidades de los emigrantes cuyos cuerpos fueron hallados en las últimas horas.

Muyahid explicó que hay unas 30 ambulancias en el puerto de Bugas Rashid y que si los cuerpos llegan con documentos de identidad se avisa a sus familias y, si no, son conducidos a los hospitales de la zona.

Entre los emigrantes rescatados se encontraban cuatro marineros que han sido detenidos. Sin embargo, los propietarios de la embarcación y otras personas implicadas en el tráfico de personas continúan huidas.

El número de emigrantes que intenta salir de Egipto a las costas europeas ha aumentado en los últimos meses. Hasta julio de 2016, Egipto se convirtió en el segundo país de partida, después de Libia, según la OIM.

Más de 1,3 millones de personas, en su mayoría huyendo de las guerras de Siria, Irak y Afganistán, llegaron a Europa de manera irregular por el Mediterráneo desde principios de 2015, en el marco de la peor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial.

Más de 3.200 personas murieron en el intento, en su enorme mayoría al naufragar las precarias embarcaciones en las que emprenden la peligrosa travesía desde el norte de África al sur de Italia o desde las costas de Turquía a las islas griegas del mar Egeo.

El lunes pasado, 18 cadáveres fueron descubiertos en las costas de Libia, y se cree que los migrantes viajaban en una misma embarcación que se hundió, mientras que los socorristas siguen inspeccionando el litoral en busca de más restos con el fin de darles una sepultura digna.

Desde Ginebra, la Federación Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR) denunció ayer la inacción que impera frente a estas continuas tragedias que ocurren en el Mediterráneo.

«Este es un recordatorio de la urgente necesidad de que las promesas que han hecho los países en la ONU se conviertan en acciones concretas para salvar vidas y proteger la dignidad humana», dijo la representante de la FICR para el norte de África, Amelia Marzal.