Fuentes de la agencia de la ONU para los refugiados (Acnur) fijaron en 163 el número de personas que desaparecieron el último domingo luego que se hundiera en aguas libias la embarcación con la que buscaban alcanzar la costa europea.

De acuerdo a las informaciones recabadas por equipos de Acnur, la Guardia Costera del país norteafricano consiguió rescatar a siete personas -seis hombres y una mujer- de la embarcación siniestrada.

Esta tragedia se suma a otro incidente ocurrido en aguas internacionales del mar Mediterráneo el pasado viernes, cuando una lancha neumática que se dirigía a las costas italianas naufragó con 132 personas a bordo.

La Guardia Costera italiana rescató a 50 inmigrantes y refugiados y los trasladó hasta el puerto de Pozzallo, en la provincia de Ragusa (sur), donde fueron atendidos por los equipos sanitarios.

En el accidente se perdió la pista de 82 personas que viajaban en el bote que salió de Libia, según contaron los supervivientes.

La información había sido anticipada por por el titular de la ONG Organización Internacional para la Migración, Flavio Di Giacomo, que informó que según el relato de un sobreviviente 113 inmigrantes desaparecieron en el mar después de que el barco que los llevaba hacia Europa se hundiera frente a la costa libia y se salvaran sólo siete personas.

Además, medios italianos informan de otro hundimiento en el que se cree que podrían haber muerto 80 personas, según consignó la agencia de noticias DPA.

Al respecto, la fiscalía en Ragusa investiga si la tragedia tuvo lugar en aguas libias o internacionales, mientras que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) afirmó no tener información sobre los hechos.

Entre el viernes y el domingo fueron rescatadas más de 6.600 personas en el Mediterráneo, informó la OIM, mientras que en lo que va del año han muerto más de un millar de personas en su intento de cruzar el Mediterráneo desde las costas africanas y más de 44.200 inmigrantes y refugiados consiguieron llegar a Europa por vía marítima.

Los intentos de cruce del Mediterráneo, prácticamente la única vía que les queda a los migrantes para entrar a Europa después del cierre de la «ruta balcánica», desde hace años son cada vez más frecuentes y multitudinarios a medida que avanza la primavera y se instala el verano.