Los bloqueos de centros industriales, especialmente plantas petrolíferas y centrales nucleares, además de infraestructuras de transporte, como puentes, líneas férreas y autopistas, continuaron y se multiplicaron hoy en Francia con motivo de una nueva jornada de protestas que exigen el retiro de la reforma laboral.

La profundización de la protesta se produce un día después de que el gobierno francés reconociera que debió echar mano a las reservas estratégicas de carburantes para garantizar el aprovisionamiento.

París subrayó que hasta ahora fueron utilizados el equivalente de tres días de consumo de esas reservas, cuyo total asciende a 115 días, por lo que no hay riesgo de agotamiento.

La Confederación General del Trabajo (CGT) indicó que la huelga, votada mayoritariamente en las 19 centrales nucleares del país (que generan más del 75% de la electricidad) no iba a suponer el apagado de los 58 reactores, pero sí una baja de carga, que esta mañana era de 5.000 megavatios, informó la agencia de noticias EFE.

Arnaud Pacot, delegado de la CGT en la central de Nogent sur Seine, a un centenar de kilómetros de París, precisó en declaraciones al canal BFM que allí la producción se había reducido en 350 megavatios.

En tanto, los accesos a varios depósitos petrolíferos continuaban cerrados por piquetes de huelguistas, pese a que en los últimos días la policía desbloqueó once. Seis de las ocho refinerías estaban total o parcialmente paradas, según explicó la Unión Francesa de Industrias Petroleras (UFIP).

De acuerdo con el primer ministro, Manuel Valls, entre el 20 y el 30% de las estaciones de servicio había agotado todos o algunos de sus carburantes, cifras inferiores a las de ayer cuando se contabilizaban al menos un tercio de las 12.000 que hay en el país.

Los manifestantes cerraron el paso en otros centros industriales, como la zona portuaria de Brest, la planta de fabricación de submarinos nucleares del grupo DCNS en Cherburgo, mientras acciones similares se desarrollaron en infraestructuras estratégicas, como los puentes de Normandía y de Tancarville sobre el río Sena en su desembocadora.

De igual modo se produjeron piquetes en las proximidades del puerto de Le Havre (noroeste), en el aeropuerto de Nantes (oeste), en el periférico de Toulouse (sur), en la línea férrea entre París y Brest o en la autopista A63 entre Burdeos y Bayona (suroeste).

En Perpiñán, los manifestantes ocuparon las vías desde media mañana en la estación y paralizaron la circulación de trenes.

A causa de la huelga de los trabajadores de la compañía, en las líneas entre Francia y España, la SNCF había previsto hoy la cancelación de un 40% de los trenes habituales, igual que ayer.

Los periódicos no llegaron hoy a los quioscos por la acción de la CGT, con la única excepción del comunista «L’Humanité», que publicó un artículo del secretario general del sindicato, algo que no quisieron hacer los demás, que denunciaron el chantaje de la central.

El punto culminante de esta octava jornada de protestas contra el proyecto de ley de la ministra de Trabajo, Myriam el Khomri, son las manifestaciones organizadas por todo el país, particularmente la de esta tarde en París, donde estará el líder de las protestas, Philippe Martínez.

Un 62% de los franceses justifica y apoya este movimiento contra la reforma laboral del Gobierno, según un sondeo del instituto IFOP realizado para la cadena «RTL», un número ligeramente inferior al 65% de otra encuesta la semana pasada, antes de los bloqueos de refinerías y depósitos de carburante.

El punto más criticado por los sindicatos que se oponen al proyecto de ley es el artículo 2, que modifica la legislación laboral para dar primacía a los acuerdos que se negocien en las empresas sobre los convenios colectivos.

El primer ministro, Manuel Valls, aseguró que «la filosofía» del proyecto de ley, y en particular la de ese artículo «no se tocará», pese a las voces que desde ayer en el Partido Socialista y en su propio Gobierno hablan de hacer modificaciones.

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