La crisis humanitaria de los refugiados recrudeció hoy en Europa con miles de rescatados en el Mediterráneo rumbo a Italia, la denuncia de los policías sobre el «descontrol» de migrantes en la ciudad gala de Calais, los 9.000 refugiados menores de edad desaparecidos en Alemania y un gobierno polaco que exige «blindar las fronteras exteriores comunitarias».

El frágil tablero de la Unión Europea, en que la masiva migración y el débil acuerdo de deportación que quiere continuar con la Turquía del presidente Recep Tayyip Erdogan suman una preocupación central, se profundizó en varios puntos del bloque continental.

La imagen más shockeante recayó -cámara en mano- en un rescate impresionante de refugiados en el Mar Mediterráneo, provenientes de Libia.

La ONG humanitaria española Proactiva Arms junto a la Guardia Costera Italiana rescató hoy a 13 millas náuticas de las costas de Sabratah, Libia, a 500 personas, en su mayoría bebés y niños, de un barcaza de madera.

Tras los duros rescates, mujeres jóvenes retomaban su aire con la entonación de cantos de esperanza -propios de su tierra devastada por estas horas con bombardeos y ataques- con el sueño de encontrar otro rumbo para sus vidas.

La guardia costera italiana informó que entre ayer y hoy se rescataron 1.100 personas en once operaciones de socorro en el Canal de Sicilia. Las llegadas de migrantes a Italia no se detienen y, al 26 de agosto, el Ministerio del Interior contabilizó este año el desembarco de 105.342 migrantes.

En Alemania, el país europeo que más refugiados recibió hasta el momento y con un costo político importante para su canciller, Angela Merkel, principal promotora del pacto de la UE con Turquía, la policía informó que en lo que va del año se registraron casi 9.000 refugiados menores de edad desaparecidos.

Fue el diario alemán Neue Osnabrücker Zeitung que difundió las cifras de la Policía Criminal (BKA): el 1 de julio había 8.991 menores desaparecidos frente a los 4.749 inscritos como desaparecidos hasta el 1 de enero.

«Muchas veces, los niños se alejan no sin razón alguna, sino porque quieren buscar a sus padres, familiares o conocidos en otras ciudades alemanas o incluso en otros países europeos», indicó una vocera policial.

Según las autoridades, la mayoría de los casos de desaparecidos «son casos inofensivos y no se trata de ningún acto criminal, ni que hayan caído en manos de criminales». Pueden hasta estar con sus padres sin haber declarado el reencuentro familiar, citó la agencia de noticias DPA.

Hoy también estalló la situación en Francia, más precisamente en el campamento de refugiados de Calais, conocido como «La Jungla». Allí, la policía alertó sobre una situación «fuera de control» de las personas que, hacinadas, esperan cruzar de forma clandestina al Reino Unido con ferris o trenes que pasan por el túnel bajo el Canal de la Mancha.

Este campamento que fue desmantelado en marzo sigue en pie con y contiene 6.901 personas, según el censo del 13 de agosto (contra unas 1.000 en marzo), y sigue atrayendo migrantes con la esperanza de salir de Francia. El sindicato de la policía denunció que para septiembre el número «llegará a 10.000».

El planteo policial es claramente sectorial y no apunta a denunciar las pésimas condiciones de los refugiados, sino de la propia fuerza.

«La policía francesa no podrá aguantar mucho tiempo, teniendo en cuenta la presión en Calais. Hay que salir de este avispero con un arreglo político … Hay que vaciar esta ‘jungla'», dijo hoy el secretario general del gremio Alliance, Jean-Claude Delage, citado por la agencia de noticias EFE.

En concreto, los policías quieren una «revisión de los acuerdos franco-británicos» que establecen que el control de la migración de la frontera común se hace en territorio francés. París está considerando iniciar las conversaciones con Londres sobre el tema.

En sintonía con el desprecio europeista que viven los millones de refugiados, hombres, mujeres y niños que vienen huyendo forzosamente de conflictos, guerras, hambre y persecución, el gobierno de Polonia pidió el cierre de fronteras exteriores comunitarias ante la ola migratoria.

«Una buena solución es implementar el cierre de las fronteras exteriores de la Unión Europea», dijo hoy el ministro polaco de Interior, Mariusz Blaszczak, y agregó que el debate sobre la reubicación de refugiados es «inútil» y contraproducente.

Según informó la agencia de noticias EFE, treinta guardias fronterizos polacos están hace varios días en la frontera entre Bulgaria y Turquía, donde ayudan con el control a las autoridades búlgaras y otros 50 se desplazarán esta semana a la frontera entre Serbia y Hungría.