Tras la renuncia de Carles Puigdemont a la presidencia de Cataluña, los independentistas de esta región española deben todavía ponerse de acuerdo sobre un nuevo candidato en un camino sembrado de obstáculos, especialmente judiciales.

El líder independentista instalado en Bélgica propuso como sucesor al número dos de su grupo parlamentario, Jordi Sánchez, expresidente de la influyente asociación independentista ANC y encarcelado preventivamente desde hace cuatro meses por presunta sedición.

«Una persona que está en prisión difícilmente puede representar a una región», advirtió la vicepresidenta del gobierno español de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría en la radio Cope.

Para defender su candidatura en el Parlamento, Sánchez debe obtener un permiso del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena que instruye la causa por rebelión y sedición contra la cúpula independentista por su fallido intento de secesión en octubre.

«Tiene todos los derechos como diputado y puede ser elegido presidente. Quién ponga trabas a Jordi Sánchez para ser investido presidente, cometerá un grave error», advirtió Puigdemont.