La empresa energética estatal rusa Gazprom confirmó este miércoles que suspendió por tres días el envío de gas a través del gasoducto Nord Stream, que provee suministro a Europa, en medio de las tensiones entre Rusia y las potencias occidentales por la guerra en Ucrania.

La firma ya había anticipado este nuevo corte, en medio de una escalada de los precios de la energía en el continente, argumentando obras «rutinarias de mantenimiento» técnico.

«El suministro por el Nord Stream fue suspendido por completo, hoy inician las labores rutinarias de mantenimiento en una estación de compresores», comunicó la compañía en su cuenta de Telegram citada por la agencia de noticias Sputnik.

De acuerdo a Gazprom, las obras tienen lugar en la estación rusa de Portovaya, desde donde parte el gas en dirección al norte de Alemania y de allí a otros países europeos.

Este mantenimiento programado hasta el sábado debe realizarse «cada 1.000 horas», aseguró la empresa energética rusa, propietaria del gasoducto.

Pero en el contexto de la guerra en Ucrania, la energía se encuentra en el centro de las sanciones y contra sanciones entre el Kremlin y Europa, que acusa regularmente a Rusia de usar el gas «como un arma».

En este contexto, Gazprom anunció este martes la suspensión a partir de este jueves del aprovisionamiento a la empresa francesa Engie, por no haber pagado las entregas de julio.

«Gazprom Export notificó a Engie la suspensión total de sus entregas de gas a partir del 1 de septiembre de 2022, hasta la recepción del pago integral de las sumas debidas por las entregas», indicó la compañía.

El temor a una escasez de gas en el invierno boreal se suma a un nuevo repunte de los precios de la electricidad, que alcanzaron máximos en días recientes y amenazan con aumentar todavía más.

La próxima semana hay programada una reunión extraordinaria de los ministros de energía de la Unión Europea (UE) para discutir una reforma del mercado eléctrico que permita controlar los precios.

Antes de la invasión en Ucrania, Nord Stream hacía llegar alrededor de un tercio de los 153.000 millones de metros cúbicos de gas comprados anualmente por el bloque europeo, precisó la agencia de noticias AFP.

Pero tras el inicio de la guerra, Gazprom redujo un 80 % los volúmenes suministrados a través de ese gasoducto.

Ante el riesgo de una gran crisis energética con el comienzo del frío, Alemania trata desde hace meses de encontrar alternativas al gas ruso, del que es particularmente dependiente, y de reducir su consumo.

Según dijo este martes el canciller Olaf Scholz, la primera economía europea está ahora «en una mucho mejor posición» para afrontar los meses venideros.

El objetivo de almacenamiento de gas para octubre (85 %) debe alcanzarse «a principios de septiembre», según el gobierno.

Al mismo tiempo, la industria alemana consumió en julio un 21,3 % menos de gas y numerosas terminales flotantes de gas natural licuado (GNL) deben empezar a funcionar con la llegada del invierno en el hemisferio norte.