MIéRCOLES, 27 DE NOV

Rusia construirá dos nuevos reactores en Irán

Tendrán una capacidad de mil megavatios y funcionarán con sistemas de ósmosis reversa, un procedimiento utilizado en reactores de agua pesada, un tipo de reactor nuclear que ya posee Irán y otros países como Canadá, Argentina e India.

Rusia iniciará este año las obras de construcción del segundo y tercer reactores en la planta nuclear de Bushehr, en el sur de Irán, anunció hoy el director de la Corporación de Energía Atómica estatal rusa (Rosatom), Sergei Kiriyenko, en el marco del histórico acuerdo nuclear alcanzado el julio pasado en Viena.

«Pusimos en marcha Bushehr y firmamos el contrato para ocho reactores. Este año empezamos con las obras del segundo y el tercero», declaró Kiriyenko al canal de televisión local NTV.

Los dos nuevos reactores, al igual que el ya existente, tendrán una capacidad de mil megavatios y funcionarán con sistemas de ósmosis reversa, un procedimiento utilizado en reactores de agua pesada, un tipo de reactor nuclear que ya posee Irán y otros países como Canadá, Argentina e India.

Según consignó la agencia EFE, Teherán afirma que necesita ampliar sus centrales nucleares para hacer frente a una demanda energética de alrededor de 20.000 megavatios y, en la actualidad, negocia con las potencias occidentales una mayor transparencia para solventar las dudas que levanta su programa atómico.

El acuerdo sobre la política nuclear iraní alcanzado en Viena entre Teherán y la comunidad internacional abrió la puerta al desarrollo de los usos pacíficos de la energía atómica en ese país.

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) verificó que Irán cumplió sus obligaciones pactadas, lo que permite levantar las sanciones internacionales a la República Islámica.

Este pacto prevé que el programa de enriquecimiento de uranio de Teherán sea limitado y supervisado por un periodo de hasta 25 años, y establece que el 95 % del uranio ya producido sea diluido o enviado al exterior.

La actual central nuclear de Bushehr comenzó a construirse en la década de 1970 con ayuda alemana, pero el proyecto se interrumpió tras el triunfo de la Revolución Islámica (1979) y no se reanudó hasta febrero de 1998, tras firmarse un acuerdo con Rusia.

Pese a que su construcción se prolongó durante años debido a la oposición occidental, la planta entró en funcionamiento en agosto de 2010 y alcanzó su pleno rendimiento en junio del 2013.

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