En medio de un clima cada vez más tenso, Rusia informó este miércoles que comenzará en enero, junto a Estados Unidos y la OTAN, las primeras negociaciones en materia de seguridad tras la escalada de amenazas alrededor de Ucrania y su posible ingreso a esa alianza militar occidental, y los movimientos de tropas rusas cerca de la frontera con ese país vecino.

«Se convino que a comienzos del próximo año tengan lugar contactos bilaterales entre negociadores rusos y estadounidenses, en una primera ronda», anunció el canciller ruso Serguei Lavrov en una entrevista con la cadena de televisión rusa RT, un medio que además este miércoles quedó en el ojo de la tormenta política de esta crisis internacional.

El Estado alemán cortó la transmisión vía satélite de RT en lengua germana porque concluyó que ese canal de noticias no tenía autorización legal, según informó la Autoridad de medios de Berlín-Brandeburgo, el ente regulador alemán, según la agencia de noticias AFP.

Alemania dio razones técnicas y RT argumentó que estaba usando una licencia de un medio serbio, es decir de un país aliado de Rusia.

Sin embargo, la decisión se suma a la negativa de Luxemburgo de dar una licencia de transmisión a RT a mediados de año y a la reciente suspensión que ordenó la red Youtube al canal ruso. Todo en un momento en que el Gobierno de Estados Unidos y muchos de sus socios europeos sostienen que el medio es un brazo de propaganda política del Kremlin y que el presidente ruso Vladimir Putin pidió detener la «discriminación» contra el canal.

El Gobierno alemán también elevó la tensión regional con una declaración esta vez explícita contra el Ejecutivo de Putin.

La ministra alemana de Relaciones Exteriores, Annalena Baerbock, manifestó su «gran preocupación» luego de Putin prometiera esta semana una respuesta «militar y técnica» de Rusia si sus rivales occidentales no ponían fin a la expansión de la OTAN alrededor de su territorio.

«Mi preocupación es grande», sentenció la jefa de la diplomacia alemana y destacó los «movimientos de tropas» rusas cerca de las fronteras ucranianas de todo este año, una zona de constante conflicto desde 2014, cuando Rusia se anexó la península de Crimea y luego apoyó públicamente a grupos separatistas prorrusos que se levantaron en dos provincias del este ucraniano y aún hoy controlan parte de ese territorio.

Pero para Rusia son las potencias occidentales las que iniciaron esta nueva escalada de tensión regional con la posibilidad de sumar a Ucrania a la OTAN, una alianza militar creada en la Guerra Fría con el expreso objetivo de detener cualquier intento de avance del entonces bloque comunista, liderado por la ya extinta Unión Soviética.

La OTAN ya no tiene como objetivo declarado su rivalidad con Rusia, heredera de la URSS, pero la oposición entre ambos es clara, especialmente desde la asunción de Putin en 1999.

Lavrov pidió este miércoles que las negociaciones en enero sean «serias» y ya adelantó que algunos de los pedidos de la OTAN sobre sus movimientos militares dentro de su territorio son «inaceptables».

Además, sostuvo que la base de la seguridad europea es una serie de compromisos políticos que ningún miembro de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), a la que pertenece la Federación Rusa, infringirá con tal de fortalecer su propia seguridad por encima de otros.

«(Jens) Stoltenberg, el secretario general de la Alianza noratlántica, hace constantemente declaraciones desatinadas», denunció el canciller ruso y advirtió: «Si Stoltenberg cree que los miembros de la OTAN tienen derecho a escupir sobre este principio consagrado en los documentos adoptados al más alto nivel, entonces, probablemente sea hora de que se vaya a otro trabajo porque no puede hacer frente a sus deberes.»

Rusia ya entregó formalmente al Gobierno estadounidense un documento que pide evitar el ingreso de Ucrania a la OTAN y compromete a Washington a retirar sus armas nucleares de Europa.

A diferencia de su fuerte tono contra el secretario general de la OTAN, Lavrov se mostró más optimista por la posibilidad de un diálogo constructivo con sus pares estadounidenses.

«En cuanto a la reacción real, no a la retórica, a la real, diría que la reacción de los estadounidenses muestra su intención de negociar», adelantó.