El Kremlin advirtió este martes a Ucrania de los «riesgos» de usar sus puertos del sur para sacar sus cereales de manera unilateral por el mar Negro, tras la finalización del acuerdo que regía y que Moscú se negó a prorrogar con el argumento de que no estaban dadas las condiciones, en una decisión que desató una cadena de condenas en todo el mundo por su impacto en la seguridad alimentaria.

La declaración se conoció al día siguiente del fin del acuerdo, que hasta ahora permitió sacar unos 33 millones de toneladas de grano y de otros cereales destinados a combatir el hambre en gran parte del planeta.

Moscú se negó a renovarlo al afirmar que esos productos no fueron trasladados a las regiones más necesitadas, como es el caso de África, y que no se cumplió un pacto firmado en paralelo, ambos con la mediación de Turquía y la ONU, para exportar los fertilizantes rusos afectados por las sanciones de Occidente.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, añadió como motivo para no extender el convenio firmado hace un año que no hay más «garantías de seguridad» para operar la salida de los cereales en los puertos del sur, una idea que esbozó Kiev.

«A falta de garantías de seguridad adecuadas, se plantean algunos riesgos», declaró, y recalcó que si «se prepara algo sin Rusia, se deben tener en cuenta esos riesgos».

El Gobierno ruso reaccionó así a nuevas muestras de condena por parte de la Unión Europea (UE), la ONU y otros actores de la política internacional.

Entre esas críticas a la decisión de Moscú se conoció la del canciller ucraniano, Dmytro Kuleba, quien le pidió a los países miembro de Naciones Unidas hacer uso de su influencia para instar a Rusia a volver al acuerdo.

El propio presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, analizó el nuevo escenario con su consejo de seguridad nacional: «La cuestión número uno para el consejo de hoy: la exportación marítima de grano y la seguridad de los puertos”.

El tema también apareció en la declaración final de la cumbre entre la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac): «Reiteramos igualmente nuestro apoyo a la Iniciativa de los Granos del Mar Negro y a los esfuerzos del secretario general de las Naciones Unidas (António Guterres) para garantizar su ampliación».

En paralelo, el ministro de Exteriores de Turquía, Hakan Fidan, abordó este martes el tema con su homólogo ruso, Serguei Lavrov.

De acuerdo a la versión rusa del encuentro, ambos cancilleres analizaron «otras opciones para suministrar grano a los países más necesitados».

Por su parte, la Unión Africana (UA), foro que reúne a todos los países del continente, expresó su contrariedad por la suspensión del acuerdo.

«Lamento la suspensión de la iniciativa para los cereales en el Mar Negro, que la UA apoyó desde el inicio», declaró el representante del grupo y ex primer ministro de Chad, Moussa Faki Mahamat, en su cuenta de Twitter.

En sintonía, el Alto Representante de Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Josep Borrell, condenó por su parte y de forma «inequívoca» la decisión de Moscú, que -enfatizó- «está exacerbando la crisis de seguridad alimentaria creada por su guerra de agresión contra Ucrania y por el bloqueo de sus puertos».

«Rusia debe abandonar el bloqueo ilegal de los puertos ucranianos y permitir la libre navegación en el mar Negro. La Unión Europea insta a Rusia a reconsiderar su decisión y a reimplementar la Iniciativa del Grano del mar Negro», reclamó Borrell en un comunicado.

El portavoz del Kremlin, en tanto, tildó de «desvergüenza» la posición de los países europeos que, según él, no permitieron que se respetaran las condiciones del acuerdo relativas a Rusia.

Aún así, aseguró que Moscú está dispuesta a exportar sus granos gratuitamente a los países africanos que más lo necesiten.

Esta propuesta se discutirá, dijo, durante la cumbre Rusia-África que se celebrará a fines de este mes en San Petersburgo.

El acuerdo del grano «fue crucial» para asegurar las exportaciones de cereal ucraniano hacia los mercados globales y ayudó a «poblaciones en necesidad», permitiendo la rebaja en los precios en un 23% desde el pico alcanzado en marzo de 2022, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Además, permitió el «transporte seguro» de cerca de 33 millones de toneladas de grano y de otros productos alimenticios hacia 45 países, entre los que se encuentran barcos del Programa Mundial de los Alimentos (PMA) y sus operaciones de apoyo en Afganistán, Etiopía, Kenia, Sudán, Somalia y Yemen.

Ucrania y Rusia producen en conjunto un tercio del trigo mundial y sus exportaciones son claves también en productos como el maíz y aceite de girasol, por lo que el bloqueo a las exportaciones por la guerra afectó la seguridad alimentaria, especialmente de países en vías de desarrollo.