El primer ministro finlandés Juha Sipila, presentó su renuncia y la de su gobierno días atrás por no poder llevar a cabo un programa de reformas sociales y del sistema de sanidad, promesas de campaña del mandatario.

Parte de su gabinete permanecerá en funciones hasta que se celebren las elecciones que ya estaban previstas para abril.

La dimisión fue anunciada por el propio Sipila, quien se mostró «tremendamente decepcionado» por no poder implementar las políticas con las que se había comprometido ante su electorado.

Finlandia posee un robusto sistema de protección social, por lo que sufre fuertes presiones financieras como resultado del envejecimiento de su población, al tiempo que intentos de reformarlo generan constantemente controversia.

El presidente renunciante es un antiguo “emprendedor” que hizo una fortuna tras invertir en tecnologías de la información previo a su ingreso a la política.

En parte el mandatario si cumplió con por lo menos algunas de sus palabras previas, ya que había dicho que se planteaba renunciar si no lograba la reforma. Con sus planes, el gobierno esperaba ahorrar unos 3.000 millones de euros en los próximos diez años.

La idea del gobierno de Sipila pretendía centralizar los servicios de salud a nivel regional y permitir el ingreso al sistema de compañías privadas.