Rebeldes del sur de Siria aceptaron este jueves retirarse de los territorios de la provincia de Quneitra, que bordea la parte del Golán anexada por Israel, tras varios acuerdos que permiten al régimen retomar el control de sectores clave de la región.

El anuncio se produjo poco después de la evacuación de todos los habitantes de dos localidades gubernamentales asediadas por los insurgentes en la provincia de Idlib, norte de Siria, acordada el martes.

Los dos acuerdos, negociados por emisarios de Rusia, gran aliado del régimen, constituyen sendas victorias para el presidente Bashar al Asad en la guerra que azota al país desde hace más de siete años.

Combinando violentas ofensivas con negociaciones, las fuerzas gubernamentales ya capturaron en lo que va de julio más del 90% de la provincia de Deraa, donde habían estallado las primeras manifestaciones contra el régimen en 2011.

Tras la reconquista de Deraa, la aviación del régimen comenzó a bombardear la provincia de Quneitra, aledaña a Deraa y limítrofe con la zona que bordea la parte del Golán anexionada por Israel.

Sometidos a una intensa presión militar, los rebeldes aceptaron ceder Quneitra y la zona tampón a las fuerzas gubernamentales, dijeron este jueves a la AFP el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH) y un miembro de la delegación de negociadores rebeldes.

El acuerdo prevé un «alto el fuego, el abandono (por los rebeldes) de la artillería mediana y pesada y el retorno de las instituciones gubernamentales» a Quneitra (suroreste), afirmó Rami Abdel Rahman, el director del OSDH.

Los insurgentes que se nieguen a entregar las armas serán transferidos hacia las zonas bajo control insurgente, en particular en la provincia de Idlib.

El acuerdo no incluye a los miembros del grupo yihadista Hayat Tahrir al Sham (Organización para la Liberación del Levante), exrama de Al Qaida en Siria.

La agencia oficial Sana afirmó por su parte que el acuerdo permitirá al régimen recuperar sus posiciones de antes de 2011, cuando estalló la guerra, sin dar más precisiones.

Una fuente rebelde dijo a la AFP que se había llegado a un acuerdo para que las fuerzas gubernamentales ingresen en la zona tampón, pero no precisó en qué momento.

Desde la guerra de 1967, Israel ocupa 1.200 km2 de la meseta del Golán, cuya anexión en 1981 nunca fue reconocida por la comunidad internacional, dejando solamente 510 km2 bajo soberanía siria.

Con el apoyo indefectible de sus aliados Irán y Rusia, Bashar al Asad está determinado a retomar el poder en todo el país. Las últimas victorias frente a los rebeldes y los yihadistas le permiten controlar 60% del territorio sirio.

Por otra parte, este jueves culminó la evacuación de los 6.900 habitantes de las localidades progubernamentales de Fua y Kafraya, en la provincia de Idlib, sitiadas desde 2015 por los rebeles y los yihadistas.

Fua y Kafraya estaban asediadas por fuerzas rebeldes y combatientes de Hayat Tahrir Al Sham, que controlan casi toda la provincia de Idlib. La fase final comenzó poco después de medianoche y durante varias horas unos 120 autobuses abandonaron las dos aldeas y se dirigieron a Al Eis, la localidad que separa Idlib bajo control rebelde y el sur de Alepo, controlado por el gobierno.

«Hemos dejado nuestras viviendas. Algunos niños nunca vieron una mazana en su vida», dijo a a la AFP Chilian Chuweich, una habitante de Fua evacuada junto a su marido y sus dos hijos.

El asedio de Fua y Kafraya comenzó en 2015 cuando los rebeldes y los yihadistas invadieron la provincia de Idlib. Los insurgentes impedían la entrada de alimentos y medicamentos.

 Liberación de prisioneros

«Tras la llegada de los primeros autobuses al territorio bajo control del régimen, éste comenzó a liberar a los prisioneros como estipulaba el acuerdo», declaró a la AFP Rami Abdel Rahman, director del OSDH.

«Los combatientes de Hayat Tahrir al Sham entraron en las dos localidades» tras el fin de las evacuaciones, indicó una fuente del grupo yihadista.

Según el OSDH, el acuerdo concluido por los rusos y los turcos establece que las tropas gubernamentales no ataquen la provincia de Idlib, limítrofe con Turquía en el noroeste, pero rodeada por territorios bajo control del régimen.

En Idlib viven más de dos millones de personas, incluidos civiles sirios y rebeldes provenientes de otras provincias del país, como Alepo y Deraa, tras acuerdos de rendición.

Organizaciones de derechos humanos advirtieron que esos traslados de población pueden equivaler a desplazamientos forzados. El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) insistió en que cualquier movimiento de población debe ser voluntario.

Desencadenada en 2011 tras la represión sangrienta de manifestaciones contra el presidente Bashar al Asad, la guerra civil -muy compleja con múltiples injerencias de grupos yihadistas y potencias extranjeras- causó la muerte de más de 350.000 personas y millones de desplazados y refugiados.