Carmen Segarra, quien fuera la reguladora designada por la Reserva Federal de Nueva York para Goldman Sachs en el 2011, y se convirtió en una informante que denunció las actividades de Goldman y también de la Reserva Federal, publicó un nuevo libro titulado, Noncompliant: A Lone Whistleblower Exposes the Giants of Wall Street(Inconforme: una denunciante solitaria expone a los gigantes de Wall Street), en el cual ella relata sus experiencias, y da una visión personal de la vida dentro de lo que se ha convertido en un mundo de las finanzas sin restricciones y “exento de valores”. El 7 de diciembre, ella habló con Robert Scheer, editor en jefe del sitio electrónico de noticias Truthdig, para promocionar su libro.

“Una de las cosas que sucedió como resultado de la derogación de la Glass-Steagall”, dijo Segarra, “fue que a muchos de los banqueros de inversión se les permitió apoderarse de los bancos comerciales. Y esos banqueros de inversión no sabían nada sobre la banca, y Goldman es un gran ejemplo de eso. Quiero decir, cuando yo llegué allí cinco años después de la crisis financiera, una de las cosas que más me impactó fue el ir a reunión tras reunión con los altos gerentes de Goldman y escucharlos decir mentiras, dobles discursos, y lo más impresionante de todo, su insistencia de que ellos no tenían que cumplir con la ley.

“Y ese es el problema. Porque un banco que no cree, o un gerente de banco que considera que no tienen que cumplir con la ley, tienes que dar por sentado que no están supervisando a sus empleados correctamente, y que no le están dando los incentivos correctos a sus trabajadores en términos de cómo hacer su trabajo. Así que su comportamiento está inyectando enormes riesgos al sistema”.

“Cambiar la cultura”, afirma Segarra, “la cultura regulatoria a nivel gubernamental en Estados Unidos, es algo que tomará una década, tal vez dos. Y tenemos que comenzar ya, antes de que las cosas se empeoren. No nos encontramos en la mejor de las situaciones en el país; sabe, pasamos por lo que parece un boom económico, pero realmente no es más que un boom económico alimentado por una deuda y será solo temporal. Y será muy difícil resolver este tipo de temas culturales, de cuestiones sistémicas, cuando nos golpee el huracán de la próxima crisis financiera.

“Tenemos que arreglar esto ya, mientras tengamos algo parecido a la paz, cuando todavía tenemos un sol que brilla. Y no sabemos por cuánto tiempo va a ser así. Yo espero que tengamos tiempo suficiente para arreglarlo”.