El presidente de Paraguay hasta el pasado lunes, Horacio Cartes (61), acaba de dimitir a sus funciones en una jugada hollywoodense por evitar los cargos de corrupción, narcotráfico y lavado de dinero que pesan contra él. Se abrocha su camisa y oculta el micrófono de corbata que se encuentra cuidadosamente cubierto en la solapa, ¡acción!, grita el director, y Cartes con dotes de actor, simula indicar órdenes a un funcionario.

Con papeles sobre la mesa, el ahora ex presidente, escribe algunas anotaciones en un papel, mientras una cámara de video se acerca incómodamente a 30 centímetros del rostro del dirigente. Acostumbrado, Cartes no se inhibe con las cámaras, y cumple el libreto sin problemas. Así se termina el corto proselitista con el cual emite las últimas acciones de Estado por las redes sociales. Video donde afirma “dejar un país ordenado”, mientras agradece a los ciudadanos por haberlo hecho presidente.

Con los naipes marcados entre sus dedos, Cartes lanza su última carta y envía el documento de su renuncia al responsable del Senado, el también ex presidente Fernando Lugo. La escena de cinismo político es exquisita. Fernando Lugo es el actual cabeza del Senado paraguayo, y hace tan solo seis años, era desplazado inconstitucionalmente de su cargo por una alianza entre el Partido Colorado y el Partido Liberal. Ahora le toca a él, llevar a cabo la sesión por la cual aceptarán la renuncia del Ejecutivo.

En el cálculo del caudillo colorado, renunciar a la magistratura implica un pase exclusivo como “Senador vitalicio” en actividad. El máximo tribunal de Justicia, le ha creado una figura a medida del mandatario, y barriendo con toda la Constitución paraguaya, Cartes se dispone a autoproclamarse Senador para conservar fueros parlamentarios y seguir influyendo políticamente en el escenario paraguayo. De confirmarse tamaña hazaña, Paraguay quebraría nuevamente su orden institucional a seis años del último golpe de Estado.

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La presidencia interina sería asumida por Alicia Pucheta, jueza del Tribunal Supremo, a la cual se le pagará sus buenos oficios con el cargo de “primera presidente mujer del Paraguay”. El presidente electo Mario Abdo, también colorado, está al tanto de la jugada y dio su visto bueno con la condición de que la transición sea lo más ordenada posible, ahora que el escándalo en Asunción tomó dimensión internacional.

Quién es y quién fue Horacio Cartes

Paradigma de empresario exitoso del mundo del futbol, Cartes tiene un portfolio de inversiones en ganadería, plantaciones de tabaco, industria de bebidas, negocios financieros y banca. Su éxito en la administración del Club Libertad, catapultó al dirigente hacia la cúpula del Partido Colorado. Después de reformar el estatuto del partido para presentarse a las elecciones de 2012, consiguió acceder a la primera magistratura guaraní con 4 de cada 10 votos escrutados, en un proceso electoral con elevados niveles de abstencionismo y asediado por la compra de votos y los hechos de violencia política.

El ahora ex presidente, estuvo envuelto en polémicos casos de narcotráfico. En el año 2000, autoridades paraguayas encontraron una avioneta con marihuana y cocaína en una propiedad del dirigente, pero la matrícula brasileña del aeroplano fue “suficiente” para eliminar las sospechas de vinculación contra el empresario.

En 2004, pesaron sobre él acusaciones por lavado de dinero. Su Banco Amambay (ahora llamado BASA), fue investigado por lavado de activos provenientes del narcotráfico, según lo consignó la inteligencia brasileña y la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés). Sin embargo, el caso no prosperó por falta de colaboración en la justicia paraguaya y el banco cambió su fachada para limpiar su imagen corporativa.

En 2016, el tío del presidente, Juan Viveros Cartes, fue detenido tras ser encontrado con casi 600 kilos de marihuana en una avioneta para ser comercializada en Argentina. El caso aún no tiene sentencia firme y todo apunta a que después del vendaval mediático, el delincuente termine por pagar una sentencia ridícula en los tribunales paraguayos.

Cartes deja un país cercado por conflictos sociales, con elevadas dosis de violencia urbana y exclusión social. Pero deja la silla presidencial sin abandonar una elevada cuota de poder que le garantice impunidad por muchos años más.

*Licenciado en Relaciones Internacionales y Director del Consejo de Estudios Interdisciplinarios Económicos y Políticos www.CEIEP.org