Las elecciones legislativas estadounidenses de este martes 8 de noviembre se celebran con un ojo en las próximas presidenciales, en medio de un frenesí de insinuaciones de que Biden podría volver a enfrentarse en 2024 al ex presidente Donald Trump, que afirma que el demócrata las ganó con fraude en 2020.

En aquella oportunidad, seguidores de Trump atacaron el Congreso en 2021 cuando se certificaba el triunfo de Biden. Cientos de candidatos republicanos que se presentan este martes creen que en 2020 hubo fraude y se niegan a comprometerse a aceptar los resultados en caso de perder.

A la violencia y la polarización políticas y a la desconfianza en el sistema electoral se suman un gran descontento con la marcha de la economía y una ola de desinformación, contribuyendo a la alarmante toxicidad, y en aumento, del clima social estadounidense.

 

¿Qué se elige? ¿Qué dicen las encuestas?

Como cada dos años, se renuevan las 435 bancas de la Cámara de Representantes y un tercio de las 100 del Senado: en este caso, 35.

Históricamente, estas elecciones «de mitad de mandato» favorecen al partido que está en la oposición, que ahora es el republicano de Trump.

Estas no son la excepción, ya que coinciden con el gran malestar existente por la gestión económica de Biden -sobre todo por la alta inflación- y porque luego del censo de 2020 se realizó una redistribución de distritos electorales muy favorable a los republicanos.

Los sondeos indican que los republicanos obtendrían una ganancia neta de entre 10 y 25 escaños de la Cámara de Representantes, más que las cinco que necesitan para pasar a controlarla.

En tanto, en el Senado la contienda es más pareja. Los demócratas tienen una mayoría técnica allí de un solo voto. Los republicanos aspiran a tomar también su control, que se definirá en un puñado de Estados en los que se disputan las carreras más competitivas.

Los nuevos legisladores asumirán en enero de 2023. Los representantes tienen un mandato de cuatro años, y los senadores, de seis.

 

¿Qué está en juego?

Los comicios prometen tener un alto impacto. Los demócratas y Biden buscan mantener sus posiciones y han hecho campaña con mantener el acceso al aborto o combatir la violencia con armas, entre otras cuestiones.

Por su parte, los republicanos, de la mano del liderazgo de Trump, levantan sus banderas tradicionales de oposición al aborto y a la educación sexual, lucha a la delincuencia y la inmigración ilegal, rebaja de impuestos y control del gasto.

Los comicios son los primeros desde un fallo de la Corte Suprema, de este año, que terminó con el derecho de las mujeres a poner fin a su embarazo y dejó la cuestión en manos de los Estados, muchos de los cuales han prohibido el aborto desde entonces.

Junto a sus representantes en el Congreso, ciudadanos de 36 de los 50 Estados elegirán a sus gobernadores y a otros funcionarios locales, en una votación importante por la cantidad de asuntos que se resuelven a nivel estatal, como aborto o tenencia de armas.

 

¿Qué preocupa a los votantes?

Según encuestas, la inflación es el tema número uno, seguido del aborto. La preocupación por la inflación favorece a los republicanos, porque muchos culpan por ella a Biden; pero el tema del aborto los perjudica porque su prohibición genera un alto rechazo.

A un número decreciente de votantes le importa también la inmigración, la delincuencia, la violencia con armas, el cambio climático, los derechos electorales y el coronavirus.

 

¿Qué podría pasar si el partido de Biden pierde la Cámara Baja del Congreso?

Los republicanos de la Cámara de Representantes ya han presentado un resumen de políticas económicas y de seguridad fronteriza que impulsarían desde la asunción del próximo Congreso.

La reconquista de la Cámara por parte de los republicanos sería una victoria para Trump, que ha denunciado la investigación que una comisión especial de congresistas lleva adelante sobre el ataque al Capitolio de 2021, y que su partido ha prometido enterrar.

 

¿Qué significaría esto para Biden?

Las prioridades como acceso al aborto, el cambio climático y el control de armas quedarían cajoneadas. La mayor parte de la agenda de Biden, sino toda, quedaría virtualmente muerta de aquí al final de su mandato.

El presidente, sin embargo, conserva el poder de veto sobre todas las leyes.

Para sacar adelante cuestiones espinosas pero indispensables que son potestad de la Cámara baja, como financiar el Gobierno, elevar el techo de la deuda y abordar temas militares, los dos partidos deberán negociar.

También se prefiguran situaciones más tensas. Con un cambio de manos de la Cámara, los republicanos pasarán a controlar todas sus comisiones y lanzar investigaciones de la gestión de Biden del coronavirus o sobre negocios de su hijo, Hunter, según prometen.

¿Y el Senado?

Si bien el Senado podría inclinarse hacia cualquier lado después de las elecciones, es probable que el partido que lo controle tenga una mayoría muy exigua.

Eso significa que Biden podría encontrar un poco más de margen para la negociación en el Senado.

De ganar el Senado, la oposición podría bloquear los nombramientos políticos y judiciales de Biden, incluyendo en caso de una inesperada vacante en la Corte Suprema.

 

¿Y si los demócratas ganan el Senado?

Si los demócratas mantuvieran el Senado y los republicanos ganaran la Cámara baja, es poco probable que las dos cámaras encuentren muchos puntos en común.

Si los demócratas pudieran mantener ambas cámaras, probablemente reiniciarían negociaciones sobre algunos de los puntos de la agenda de Biden que nunca se aprobaron, como un nuevo paquete de programas sociales y económicos.

 

¿Y qué pasa con las presidenciales de 2024?

Aunque el nombre de Biden no estará en las boletas, muchos estadounidenses ven esta elección como un referendo sobre su gestión.

Los comicios también son gran prueba para el futuro político de Trump, quien hizo campaña activa por muchos candidatos.

Ambos coquetean con postularse a las elecciones de 2024, por lo que el resultado de las elecciones de este martes podría presagiar una posible reedición del duelo de 2020.