Reclusos de las cárceles de Roma se encargan de realizar el mantenimiento del de las calles de la capital italiana. Todo ante la atenta mirada de policías. Es parte de una iniciativa conjunta de la comuna de Roma y del Ministerio de Justicia.

Los presidiarios se encargan de limpiar las calles y desagües, tapar agujeros y grietas del pavimento y repintar los pasos de cebra y las marcas viales del suelo.

Se trata de hombres que cumplen una pena relativamente suave, que tienen buen comportamiento y que como máximo les queda dos años. Es por ello que el peligro de fuga es escaso.

Además, los condenados por asesinato no forman parte de este equipo de trabajo, que cuenta con un policía por cada preso, ya que no llevan tobillera electrónica.

Las calles romanas no se encuentran en buen estado, por lo que el ayuntamiento anunció «un Marshall Plan» para hacer frente a los agujeros y aseguró que un plazo de 30 días se iban a tapar 50.000 de estos baches. Pero muchos dudan de que algo vaya a cambiar, pues las arcas de la ciudad están vacías.

El proyecto está teniendo tanto éxito que ya ha habido algunos países que han solicitado información, como es el caso de México.