Esta semana, más de 2.200 delegados se congregaban frente al Gran Palacio del Pueblo en Beijing, donde se celebra el 19º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino. Entre casi todos hombres, algunas pocas mujeres podían verse a la distancia, revelando el poco espacio que ocupan en la arena nacional de la política y en las decisiones clave sobre el rumbo de China.

Si bien este año aumentó la cantidad de mujeres respecto del congreso anterior de 2012, -hay un 24,1% más de delegadas- su ausencia participativa en la política a nivel nacional «es un tema que preocupa», dijo Liu Meng, vice decana de la Universidad de las Mujeres de China.

«Creo que China tiene que fijar una cuota obligatoria del 50%, aún tenemos un duro camino por delante», señaló la académica, en declaraciones a Télam.
«La visión tradicional dificulta el desarrollo de la mujer en la participación de la administración pública. De 1954 a 2013, el aumento de mujeres en la Asamblea Nacional es del 12% al 23%; los académicos no están contentos con este avance, es necesario dar pasos más acelerados, el cupo es un factor clave para fomentar la participación», agregó Liu.

«En una reciente investigación, se revela la creencia de que si una mujer quiere participar en la política se la considera ‘ambiciosa’ y que no son capaces de gestionar o dirigir, es una gran subestimación. En China, hay un término para referirse a las mujeres que aspiran a realizarse a nivel social, son las ‘todopoderosas'», dijo Liu.

Y subrayó: «Las mujeres no tenemos los mismos canales que los hombres como mecanismos para ascender. A nivel social no están ayudando a las mujeres a participar en la política».

Aun así, sostuvo que el gobierno chino «tomo el tema de la igualdad de género como una misión. El presidente del país, Xi Jinping, «se sumó al compromiso de promoverla y se trabaja fuertemente en ese aspecto», afirmó.

Sin embargo, actualmente son pocas las mujeres en el círculo de poder chino. Entre las pocas excepciones se cuentan la viceprimera ministra, Liu Yandong, y la jefa del Departamento de Trabajo de Frente Unido, Sun Chunlan, ambas veteranas.

La jefa del gobierno regional de Hong Kong, Carrie Lam, empezó romper barreras en la periferia china, y la considerada provincia rebelde de Taiwán está dirigida por Tsai Ing-wen, pero parece que no va a suceder lo mismo en la renovación del partido que estos días se está gestando en el XIX Congreso en Beijing.

Entre los candidatos que se perfilan para renovar la cúpula del partido no figura ninguna mujer. La mesa chica china es de los hombres.
«Es muy difícil que una mujer llegue en China a los niveles más altos del liderazgo político», dijo la profesora y directora del Centro Asiático de la Universidad Tamkang, Joyce Lin, en una entrevista con la agencia de noticias EFE.

«Aunque Xi tuviese la intención de promover a alguna mujer a esos niveles, no se observa, en el panorama actual, ninguna (candidata) que sea aceptable para el actual liderazgo», agregó.

El académico y especialista en relaciones internacionales chino, Zhou Xinyu, admitió que «es un problema que tenemos; en los gobiernos locales, sí hay mujeres, a veces entre los más importantes, pero a nivel nacional, no».

Y si bien en China, «las mujeres no se quedan en la casa cuidando a los niños, muchas son muy exitosas en los negocios y muy ricas, pero en el escenario político no hay muchas líderes», dijo Zhou, quien apostó por un futuro cercano en el que «en las universidades más importantes, las mejores estudiantes sean mujeres».

Una organización local, la Asociación Nacional de Mujeres, promueve iniciativas para la defensa e igualdad de género y, según Liu, «muchas de las leyes salen de allí, como la ley contra la violencia de género».

Siran Huang, una joven consultora de 34 años que investiga el impacto social de las inversiones chinas en el extranjero, así como la igualdad de género, sostuvo a Télam que «el concepto de igualdad existe. Mao la inició con la frase que las mujeres son ‘la mitad del cielo’ y contribuimos igual que los hombres».

Sin embargo, dijo, «en la práctica, las mujeres tienen que cuidar más a los niños, es el rol social y en muchas empresas siempre prefieren tener empleados hombres, porque son más flexibles en horarios. En la práctica, la noción de género no entra».