Las investigaciones del Lava Jato, y puntualmente la causa judicial contra el ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, corren peligro de caer a partir de conversaciones entre un fiscal brasileño y el juez y actual ministro de Justicia, Sergio Moro, reveladas por el sitio de investigación The Intercept Brasil, que desataron este domingo una catarata de reacciones políticas.

The Intercept, dirigido por el periodista estadounidense Glenn Greenwald, a quien el ex analista de la CIA Edward Snowden reveló los programas de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), tuvo acceso a las conversaciones mantenidas durante años entre fiscales y jueces en el país sudamericano.

Según The Intercept, las conversaciones privadas muestran que Moro sugirió al fiscal Deltan Dallagnoi cambiar el orden de las fases de la operación Lava Jato, dio consejos y pistas a los fiscales encargados del caso, algo prohibido por ley.

El ex juez salió de inmediato al cruce y criticó al portal por publicar conversaciones telefónicas «obtenidas ilegalmente».

«Sobre los supuestos mensajes publicados por el sitio The Intercept se lamenta la falta de indicación de la persona responsable por la invasión delictiva de los celulares», señaló un comunicado divulgado por la oficina de prensa del actual ministro que subraya que en los mensajes «no se vislumbra ninguna anormalidad» y objeta que las transcripciones fueron «sacadas de contexto».

El medio publica fragmentos de diálogos entre Dallagnol y Moro, quien en 2017 condenó a Lula en primera instancia a nueve años y seis meses de prisión por recibir un departamento en una playa de Sao Paulo a cambio de favores políticos a la constructora OAS.

Según The Intercept el «archivo masivo» entregado a ese medio contiene «múltiples ejemplos de abuso politizado de los poderes de la fiscalía por parte de quienes lideraron la exhaustiva investigación de corrupción de la Operación Lava Jato desde 2014».

El portal asegura que las conversaciones revelan asimismo «una agenda política e ideológica largamente negada», según informaron la agencia de noticias EFE y el diario paulista Folha.

Otras conversaciones muestran que el principal fiscal de la fuerza tarea de Lava Jato, Deltan Dallagnol, estaba preocupado por la solidez de las acusaciones presentadas contra Lula para condenarlo como beneficiario de un apartamento en el litoral paulista entregado por una constructora a cambio de contratos con la estatal Petrobras.

Lula, que purga por ese caso 8 años y 10 meses de cárcel, siempre se declaró inocente y denunció una «persecución judicial» para impedir que su fuerza política, el Partido de los Trabajadores (PT), vuelva al poder.

En otras conversaciones, fiscales del grupo que investigaba el Lava Jato en Curitiba, liderado por Dallagnol, discuten formas de frenar una entrevista que Lula, en prisión desde abril de 2018, había concedido al diario Folha de Sao Paulo porque podría beneficiar al Partido de los Trabajadores (PT) en las elecciones del pasado octubre.

En un comunicado, el Ministerio Público de Curitiba (MPF) subrayó que los procuradores están «tranquilos» en cuanto a la legitimidad de la actuación, y sólo expresaron su «preocupación con la seguridad personal y con la fiscalización y manipulación del significado de los mensajes».

The Intercept subrayó que una fuente no identificada los contactó y les entregó el material, aunque no precisó como el fue obtenido.

La información, profusamente cubierta por la prensa brasileña, gatilló una ola de reacciones políticas.

La defensa del ex mandatario subrayó que los documentos divulgados por The Intercept muestran que la actuación de los procuradores y del ex juez Sergio Moro tuvo un «objetivo político».

«Nadie puede tener dudas de que los procesos contra el ex presidente Lula están corrompidos, por lo que hay de más grave en términos de violación a las garantías fundamentales y a la negativa de los derechos», señala el comunicado de los abogados de los comentarios.

El ex candidato presidencial Fernando Haddad, quien perdió las elecciones del pasado octubre frente a Bolsonaro, advirtió en su cuenta de Twitter que Brasil «puede estar delante del mayor escándalo institucional de la historia de la República».

La ex presidenta brasileña Dilma Rousseff, por su parte, afirmó que las revelaciones de The Intercept dejan «explícitas las relaciones ilegales y espurias entre el juez Sergio Moro y los procuradores de la Lava Jato, con destaque para Deltan Dallagnol».

«Procesos corrompidos por el fraude implican la libertad inmediata de Lula», dijo Rousseff en Twitter.