Miles de personas volvieron a salir hoy a las calles de varias ciudades de Irán para protestar por la reciente muerte de una mujer que estaba bajo custodia policial, pese a una advertencia de las fuerzas armadas para que no lo hicieran, informó la prensa internacional.

En Sanandaj, la capital de la provincia del Kurdistán, de donde era oriunda Mahsa Amini, la muchacha muerta, los manifestantes -en su mayoría estudiantes- fueron reprimidos con disparos y gases lacrimógenos, según la agencia de noticias AFP.

Hasta esta noche no se habían reportado víctimas ni detenciones por esos disturbios.

“No bajen a las calles”, ordenó ayer el jefe de la Guardia Revolucionaria -un cuerpo de élite de las fuerzas armadas iraníes cuya función es la protección del sistema teocrático-, general Hossein Salami.

La advertencia fue desafiada por miles de personas, tanto ayer como hoy.

A lo largo del fin de semana hubo manifestaciones en Teherán, Kerman, Kermanshah, Mazandaran y Mashhad, la segunda ciudad del país, según videos compartidos en redes sociales.

Solo ayer se efectuaron protestas en más de 50 universidades y establecimientos de enseñanza superior, según la ONG Iran Human Rights (IHR), con sede en Oslo.

Irán es escenario de una ola de protestas desde el 16 de septiembre, día en que Amini, una kurda iraní de 22 años, falleció tres días después de haber sido detenida en Teherán por la policía de la moral, por llevar mal colocado el velo.

A la consigna inicial “Mujer, vida, libertad” fueron agregándose otras abiertamente dirigidas contra la república islámica fundada en 1979.

La represión de las protestas dejó al menos 160 muertos, entre ellos unos 20 niños, según el último balance difundido el viernes por IHR.

Paralelamente, este fin de semana se realizaron manifestaciones de solidaridad en varias ciudades fuera de Irán, entre ellas Ottawa, donde participó el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau.