El magnate de medios y precandidato a presidente de Estados Unidos por el partido Republicano, Donald Trump, fue puesto bajo juicio por el Premio Nobel de Economía de 2008, Paul Krugman, quien afirmó que aquel forma parte de los candidatos “antisistema” que “además de ser muy ignorantes en asuntos de política, tienen la costumbre de hacer afirmaciones falsas para, a continuación, negarse a admitir el error”.

En un artículo publicado en el diario El País de España, Krugman dijo que a pesar de que Trump era considerado “un fenómeno pasajero”, agregó que “su ventaja no ha parado de aumentar. Y, lo que es aún más sorprendente, el triunvirato de la necedad—Trump, Ben Carson y Ted Cruz— ahora cuenta con el apoyo de alrededor del 60 % del electorado de las primarias.

¿Pero cómo puede pasar algo así?, se preguntó el Premio Nobel, a lo que seguidamente respondió: “Bueno, en parte la respuesta es que el partido les ha enseñado a no preocuparse por ello. La fanfarronería y la beligerancia como sustitutas del análisis, el desdén por toda clase de respuesta comedida, el rechazo de los hechos incómodos divulgados por los ‘medios progresistas’ no han llegado de repente a la escena republicana el verano pasado. Por el contrario, llevan ya mucho tiempo siendo elementos clave de la marca del partido. Así que, ¿cómo van a saber los votantes dónde marcar el límite?”.

“No sé cuántos lectores recordarán las elecciones de 2000, pero durante la campaña, los republicanos intentaron —con bastante éxito— que la elección se basase en la simpatía, no en la política. Parece ser que había que votar a George W. Bush porque era alguien con quien a uno le gustaría tomarse una cerveza, no como ese tipo estirado y aburrido, Al Gore, que solo hablaba de hechos y cifras”, consideró Krugman.

Así, el columnista del diario español agregó: “Y cuando Gore intentaba hablar de diferencias políticas, Bush respondía no sobre el fondo de la cuestión, sino burlándose de las ‘matemáticas confusas’ de su oponente (expresión que sus seguidores adoptaron con regocijo). El ejército de la prensa le siguió la corriente en aquella rebaja deliberada del nivel intelectual: se consideró que Gore había perdido debates no por equivocarse, sino porque era, según declaraciones de los periodistas, altanero y estirado, no como el afablemente deshonesto W.”

“Entretanto, ¿qué alternativa ofrecen los candidatos preferidos por el sistema? – se cuestiona el economista – para luego señalar: “En materia política, no mucha. Recuerden, en la época en que era el supuesto favorito, Jeb Bush reunió a un grupo de “expertos” en política exterior, gente con credenciales académicas y cargos directivos en comités de expertos de derechas. Pero el equipo estaba dominado por los neoconservadores radicales, gente que, a pesar de los fracasos del pasado, defiende la creencia de que todos los problemas se resuelven infundiendo miedo y respeto”.

Enseguida, Krugman aclara que “en otras palabras, Bush no enunciaba una política muy distinta de la que ahora proponen Trump y compañía; lo único que ofrecía era beligerancia con un fino barniz de respetabilidad. Marco Rubio, que le ha sucedido como favorito del partido, es casi lo mismo, con unas cuantas estratagemas adicionales. ¿Por qué iba nadie a sorprenderse al ver esa pose, digamos, torpedeada por la beligerancia sin remordimientos que proponen los candidatos antisistema?”.

“Por si se lo están preguntando, nada similar ha sucedido en el bando demócrata. Cuando Hillary Clinton y Bernie Sanders debaten sobre, por ejemplo, la regulación financiera, es una verdadera discusión, y resulta evidente que ambos candidatos están bien informados sobre el asunto. El nivel intelectual del discurso político estadounidense en general no ha bajado, solamente en el bando conservador”, describe el columnista.

Finalmente, Krugman expone: “Volviendo a los republicanos, ¿significa todo esto que Trump acabará siendo el candidato elegido? No tengo ni idea. Pero es importante darse cuenta de que no es alguien que de repente haya irrumpido en la política republicana desde un universo alternativo. Él, u otro como él, es algo a lo que el partido se veía abocado desde hace mucho tiempo”.