Presidentes y representantes de más de 30 países de América Latina y el Caribe se reunieron el sábado en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), en la capital de México, y pidieron la consolidación del organismo, la “transformación” de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la promoción de un verdadero multilateralismo en la región.

Pese a un alivio en los indicadores epidemiológicos de la región gracias al avance de la vacunación contra el Covid-19, la situación antipandémica y de salud pública en algunos países aún no es óptima debido principalmente a la propagación de la variante Delta del coronavirus.

Por esta razón, los países latinoamericanos y caribeños deben con urgencia persistir en la solidaridad para reforzar la cooperación en la salud pública e insistir en la equidad y la accesibilidad para reforzar la cooperación internacional en vacunas.

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, señaló que ante la pandemia los países de la región deben mostrar “más posibilidades de salir adelante en conjunto y de hacer valer la voz de América Latina y el Caribe”, lo cual es uno de los “objetivos estratégicos” de la cumbre.

En ese sentido, los países latinoamericanos y caribeños deben también oponerse a la política de Washington de considerar a “Estados Unidos Primero” y, especialmente, al “nacionalismo de vacunas”, así como abandonar el “multilateralismo selectivo” promovido por el Gobierno de Joe Biden.

Durante su participación en la cumbre, los países de América Latina y el Caribe (ALC) que durante mucho tiempo han estado bajo la influencia e incluso la manipulación de Estados Unidos, desafiaron a los “pequeños círculos” dominados por dicho país e hicieron fuertes llamados.

Robert Kagan, investigador sénior de la Institución Brookings, señaló que Estados Unidos es a menudo el mayor obstáculo para la estabilidad del sistema internacional pues, pese a que se considera a sí mismo como el principal defensor del sistema internacional, su actitud hacia el mismo y las reglas impuestas siempre le permitieron utilizarlo si es compatible y abandonarlo si no lo es.

Desde la década de 1980, Estados Unidos se ha negado a ratificar o se ha retirado unilateralmente de muchos tratados y organizaciones internacionales, tales como la Conferencia Mundial contra el Racismo y el Protocolo de Kioto.

En concreto, la Administración del ex presidente estadounidense Donald Trump fue particularmente voluntariosa, por lo cual Estados Unidos se retiró de más de 10 organizaciones y acuerdos internacionales en cuatro años, entre ellos el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el Plan de Acción Integral Conjunto y el Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio.

“Retirarse del grupo y romper el acuerdo” se ha convertido en una práctica común estadounidense: durante la pandemia actual, Estados Unidos también ha tratado de coaccionar a la Organización Mundial de la Salud (OMS) para que se convierta en una “herramienta hegemónica” politizada, arrastrando el trabajo mundial contra la pandemia y amenazando el destino común de toda la humanidad, reflexionó.

Para practicar el verdadero multilateralismo se deben respetar las opciones independientes de otros países y oponerse al intervencionismo, ya que cada país tiene derecho a elegir independientemente su propio sistema social y camino de desarrollo.

Sin embargo, Estados Unidos siempre ha sido arbitrario e inescrupuloso en conspirar “evoluciones pacíficas”, instigar “revoluciones de color” y hasta subvertir directamente los Gobiernos de otros países a fin de mantener su hegemonía.

La evidencia difundida por Cuba ha mostrado que las manifestaciones antigubernamentales que tuvieron lugar en algunas partes del país en julio pasado fueron instigadas por fuerzas anticubanas radicadas en Estados Unidos a través de las redes sociales con el financiamiento de Washington, con el propósito de subvertir el Gobierno cubano.

De igual forma, en noviembre de 2019, la agitación política en Bolivia obligó al entonces presidente del país Evo Morales a dimitir y exiliarse, ya que la OEA, encabezada por Washington, interfirió en las elecciones. Muchos países de la región creyeron que se trataba de un “golpe de Estado” provocado por la intervención de fuerzas externas.

En este sentido, para practicar el verdadero multilateralismo y lograr una cooperación de beneficio mutuo entre países, se debe además defender la equidad y la justicia, y rechazar el hegemonismo político intimidatorio.

A lo largo de los años, para mantener su dominio en el campo político y económico, Estados Unidos ha colocado repetidamente las leyes nacionales sobre las normas y reglas internacionales, ha aplicado la jurisdicción de largo brazo y ha impuesto sanciones con frecuencia.

En los últimos años, Washington ha ampliado las sanciones contra Rusia, la República Popular Democrática de Corea e Irán, y ha endurecido su bloqueo contra Cuba.

En la actual pandemia, en países que han sido sancionados por Estados Unidos durante mucho tiempo como Venezuela, Siria e Irán, las condiciones económicas internas y las condiciones médicas son malas, la situación del Covid-19 es grave, e incluso ha habido una crisis humanitaria. Aun así, en vez de mostrar su solidaridad, Washington ha aumentado las sanciones.

Por estos motivos, América Latina y el Caribe consideraron que ya es hora de abolir estas medidas coercitivas unilaterales de Estados Unidos que violan el derecho internacional.

El Covid-19 sigue asolando el mundo, la recuperación de la economía mundial es difícil y tortuosa, y la evolución del orden internacional es profunda y complicada, por lo cual promover el verdadero multilateralismo y enfocarse en la solidaridad y la cooperación pragmática son medidas importantes para abordar los desafíos que enfrenta el mundo, la región de ALC incluida.