Los obispos católicos de Estados Unidos ofrecieron este viernes una disculpa a los nativos americanos por el papel de la Iglesia en el trauma infligido a sus comunidades y adoptaron nuevas directrices para los católicos indígenas.

Las nuevas políticas, aprobadas por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, piden a los líderes eclesiásticos que organicen sesiones de escucha con los líderes nativos locales, incorporen las costumbres tribales a los ritos sagrados y mejoren el acceso de los nativos americanos a las universidades católicas y a otras oportunidades educativas, entre otras directrices.

El documento relató algunos de los abusos que los nativos americanos sufrieron a manos de la Iglesia, incluida la gestión de más de 80 internados patrocinados por el Gobierno que formaban parte de un programa de asimilación forzosa que duró décadas.

Las escuelas fueron creadas por el gobierno federal en el siglo XIX y duraron 150 años los niños nativos fueron retirados de sus hogares, se les prohibió hablar sus propias lenguas y se les dieron nuevos nombres ingleses.

Una investigación gubernamental sobre el sistema descubrió abusos físicos, sexuales y emocionales generalizados, así como cientos de muertes.

«La Iglesia reconoce que ha desempeñado un papel en los traumas sufridos por los niños nativos», dice el documento, afirmando que «estas tragedias» condujeron a la adicción, el abuso doméstico, el abandono y la negligencia que perjudicaron a las familias. En otra parte los obispos escribieron: «Pedimos disculpas por los errores cometidos».

Las directrices llaman a los miembros de la Iglesia a que «estén abiertos a cooperar con las investigaciones de las tribus y otros gobiernos sobre cualquier implicación católica en abusos étnicos», incluidos los internados.

Muchas de las nuevas políticas pretenden abordar el abismo que algunos nativos americanos creen que separa sus orígenes tribales de sus identidades católicas, según el documento.

«A los católicos nativos que sienten esta tensión, les aseguramos, como obispos católicos de Estados Unidos, que no tienen que ser una cosa o la otra», dice el documento. «Ustedes son ambas cosas. Vuestra encarnación cultural de la fe es un regalo para la Iglesia», concluyó el escrito.