Centenares de personas volvieron a protestar este viernes en Irak, ahora por cuarto día consecutivo, en reclamo de mejores servicios básicos, pese al toque de queda que rige en varios puntos del país y al progresivo aumento de las víctimas, que ya llegó a 44 muertos y a más de 1.650 heridos.

Las protestas en Bagdad se intensificaron por la tarde, después del rezo musulmán de los viernes, cuando al menos dos miembros de las fuerzas de seguridad y dos civiles murieron por disparos de francotiradores no identificados, confirmó el Centro de Información de la Seguridad iraquí.

Después de los rezos, las decenas de manifestantes que se concentraban en la céntrica plaza de Al Tayaran, en las inmediaciones del Teatro Nacional, los barrios de Al Amel y Bagdad al Gadid, se convirtieron en centenares.

Las fuerzas de seguridad trataron de dispersarlos con gases lacrimógenos, cañones de agua y tiros al aire, lo que causó un número de heridos todavía incierto.
Con los últimos acontecimientos, el número de muertos en las protestas, en su mayoría en enfrentamientos entre manifestantes y la policía y las tropas, llegó a 44 y el de heridos supera las 1.650.

Los últimos datos de la gubernamental Comisión de Derechos Humanos de Irak sitúan la cifra de fallecidos en 40, a los que hay que sumar a los cuatro que murieron hoy a manos de francotiradores «desconocidos» desplegados en varios edificios de la capital.

Los choques continúan pese a los llamados a la calma por parte del Gobierno y la máxima autoridad religiosa del país. En un discurso televisado pasada la medianoche del jueves, el primer ministro iraquí, Adel Abdelmahdi, llamó a los manifestantes a que mantengan un diálogo con el Ejecutivo y a que vuelva la normalidad al país.

«Ofrecimos a los organizadores de las manifestaciones canales de comunicación directos para abordar sus demandas y llevarlas a cabo. Deberíamos devolver la vida normal a las ciudades y respetar la autoridad de la ley», manifestó el dirigente en un discurso televisado.

Por su parte, la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el ayatolá Ali al Sistani, instó a los líderes políticos del país y a los manifestantes a retroceder «antes de que sea demasiado tarde».

En su sermón, pronunciado en la ciudad sagrada chiita de Kerbala por uno de sus representantes, Al-Sistani apuntó a los líderes de los mayores bloques parlamentarios por no haber cumplido con sus promesas.

«El gobierno y los bandos políticos no han cumplido las demandas del pueblo para combatir la corrupción», afirmó el religioso y llamó a los líderes políticos a «tomar medidas prácticas y claras» para combatirla. Asimismo, reiteró su sugerencia de formar un comité de tecnócratas para salir de la crisis actual.

Las manifestaciones son el primer desafío serio que enfrenta el gobierno de Irak que, además, está atrapado en medio del conflicto entre Estados Unidos y la vecina Irán.
Ambos países tiene presencia militar en el país, el primero a través de la coalición militar que encabeza y el segundo a través de grupos paramilitares aliados.

Las protestas no tiene líderes políticos sino que se han convocado por medio de las redes sociales y agrupan, sobre todo, a jóvenes desempleados y graduados universitarios que sufren el impacto de una economía disfuncional a causa de la corrupción.