Tras la dimisión de su ministro de Defensa, contrario a un alto el fuego en la Franja de Gaza, el jefe de gobierno israelí Benjamin Netanyahu debe decidir si convoca elecciones anticipadas o mantiene su frágil coalición.

El futuro de su gobierno –considerado como el más derechista de la historia de Israel– parece depender de la decisión de Netanyahu de aceptar o no la exigencia de uno de sus principales rivales, aunque miembro de su ejecutivo: se trata del ministro de Educación, Naftali Bennett, que quiere la cartera de Defensa, disponible tras la espectacular dimisión de Avigdor Lieberman.

Lieberman dimitió en protesta por el alto el fuego acordado indirectamente esta semana entre Israel y el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza.

La tregua puso fin a una de las peores confrontaciones entre los dos bandos desde la guerra de 2014.

Al menos 14 palestinos murieron en los bombardeos aéreos israelíes de los últimos días contra objetivos en Gaza. Además, los enfrentamientos costaron la vida a un oficial israelí y a un palestino que trabajaba en Israel, víctima de los cohetes palestinos.

Lieberman, ministro ultranacionalista, denunció ante la prensa el alto el fuego como una «capitulación ante el terrorismo», y pidió elecciones anticipadas antes del fin de la legislatura, prevista en noviembre de 2019.

Minúscula mayoría

Con la retirada del pequeño partido de Lieberman –Israel Beiteinou– de la coalición gubernamental, Netanyahu apenas mantiene un mayoría de un escaño en la Knesset de 120 diputados.

Y ahora debe decidirse: o disuelve la cámara, como tiene la potestad de hacer, y hay elecciones en un plazo de 90 días, o intenta salvar su coalición, al menos de momento.

Su partido, Likud, anunció que Netanyahu asumiría la cartera de Defensa y consideró que no eran necesarias elecciones anticipadas.

Netanyahu prosigue este jueves sus consultas.

Pero los comentaristas no creen en la supervivencia de la coalición. No ven cómo Netanyahu podría gobernar con una mayoría tan exigua, y difícilmente controlable, durante el año que resta de legislatura.

Y, sobre todo, no creen que vaya a conceder la cartera de Defensa a Bennett.

Pero el partido nacionalista religioso de Bennet, Hogar Judío, ha dejado las cosas claras: o se hace con el ministerio de Defensa, o habrá elecciones anticipadas.

«Este gobierno no tiene ninguna razón para seguir existiendo» si Hogar Judío no obtiene ese ministerio «para cambiar la política de seguridad, permitir que Israel retome la iniciativa y restaure su fuerza de disuasión» afirmó esta formación, criticando de paso la política de Netanyahu.

Bennett comparte con Lieberman la vocación de mano dura contra el Hamas.

El aparente ultimátum de Hogar Judío oculta los eclécticos intereses de las demás formaciones de la coalición, que también tienen bazas que jugar, como los ultraortodoxos o el ministro de Finanzas, Moshé Kahlon. Éste parece afín a Bennet y aceptaría su nombramiento en defensa.

Sondeo negativo

Para Netanyahu, el timing en esta posible crisis política parece esencial, y no solamente porque está a punto de batir el récord de longevidad de un primer ministro, pues está en el cargo desde 2009.

Aunque no parezca que haya aún rival para Netanyahu para aspirar a la jefatura de gobierno, los acontecimientos en Gaza de los últimos meses parecen haber mermado su reputación de mejor garante de la seguridad del país.

Los habitantes de los territorios israelíes fronterizos con Gaza se manifestaron para denunciar el alto el fuego que, según ellos, los deja a merced de los próximos lanzamientos de cohetes palestinos.

Un sondeo publicado el jueves indica que un 74% de las personas interrogadas no están satisfechas con la respuesta de Netanyahu al último enfrentamiento con el Hamas y sus aliados de Gaza.