Los partidarios del Gobierno salieron este jueves a la calle un día después de la primera movilización opositora desde la autoproclamación del diputado y presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como «presidente encargado» del país.

La manifestación que se realizó en la capital fue convocada por los trabajadores petroleros para demostrar su respaldo al mandatario electo en mayo de 2018 y defender a la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).

Es que tal como ha manifestado públicamente el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, los EE.UU. buscan apropiarse del crudo venezolano para que sea explotado por sus compañías. En esa misma sintonía, en el marco de la presentación del plan económico de la oposición el economista José Toro Hardy mencionó que se necesitan de 25.000 a 30.000 millones de dólares para la recuperación de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA). «Esos recursos no los tiene el Estado pero existen y los podemos traer por inversión extranjera», enfatizó.

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Las demostraciones de fuerza callejera –pacíficas y también violentas– han sido una constante en los últimos años en Venezuela y lo que ha marcado el ritmo de la situación política. Esta dinámica se ha reactivado desde que, el pasado 23 de enero, Guaidó se adjudicó el cargo presidencial.

Es que a pesar del respaldo que pueda lograr a nivel internacional, como ha sido el reconocimiento por parte de EE.UU., una serie de países latinoamericanos y hasta el Parlamento de la Unión Europea (UE), sin apoyo interno su objetivo será difícil de cumplir.

Desde esa perspectiva, el Gobierno encabezado por Maduro cuenta con una relativa ventaja. Por un lado, el chavismo está acostumbrado a manifestarse y movilizarse constantemente. Pero, además, porque el Ejecutivo cuenta con el respaldo de un actor fundamental en la política venezolana: la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

De hecho, una de las principales tareas que se ha dado la oposición es intentar quebrar a los militares. Así lo ha declarado el propio Guaidó y Washington, que a través del secretario de Estado, Micke Pompeo, hizo un llamado a la FANB para que deje de apoyar al presidente.