Un espanto, una barbaridad, o como quiera definir el lector a la muerte de 23 personas por hambre en la ciudad Siria de Madaya, sitiada por el Ejército sirio. Entre las víctimas hay niños, y el suceso pone al desnudo no sólo lo que ocurre en este país abrumado por decenas de miles de muertos como consecuencia de la guerra civil, sino cuál es el panorama mundial. En efecto, porque en esta violencia irracional, inescrupulosa, las potencias occidentales, entre ellas Estados Unidos de Norteamérica tienen una responsabilidad inobjetable.

Dice el cable: “Veintitrés personas han muerto de hambre en la ciudad siria de Madaya, sitiada por las tropas de Bashar al Asad desde el 1 de diciembre, anunció el viernes Médicos Sin Fronteras (MSF), mientras la ONU se prepara para hacer llegar ayuda humanitaria. Naciones Unidas advirtió que 40.000 personas -la mitad niños- necesitaban asistencia inmediata”.

La información sostiene que “el gobierno Sirio dio permiso el jueves a las agencias de la ONU para enviar ayuda a la ciudad, tras conocerse informes sobre la muerte de civiles por inanición, muchos de ellos, desplazados del vecino bastión rebelde de Zabadani”.

Pero esta es sólo una parte de la realidad, porque no puede afirmarse  que la ONU haya estado a la altura de las circunstancias en torno de poner fin al combate contra el terrorismo, especialmente de Estado Islámico. En este aspecto, la figura de Ban Ki Moon y su grupo, así como algunos comportamientos políticos y diplomáticos, han sido bastante cuestionados.

Como ha sido cuestionada la ONU en general, quien ha pasado a ser una figura decorativa, un mero mascarón de proa de las grandes potencias.

Desde luego que otros sucesos dramáticos se suceden en el mundo, pero este se convierte en una suerte de paradigma, porque pudiendo ser evitado, la disputa por intereses económicos y geopolíticos está por sobre el destino humano.

El cable dice también que en la desesperación por la falta de alimentos, “13 personas que trataron de escapar en busca de comida murieron al pisar las minas que rodean la ciudad o disparadas por los francotiradores, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH)”.

Esta es una de las tantas dramáticas escenas que se advierten en la humanidad de nuestros días. La persecución y matanza de cristianos es otra, sin que el poder real mundial se haya decidido a poner fin a esta verdadera barbaridad.

Foto: publinews.gt