Al menos 58 migrantes murieron y otros 10 permanecen en grave estado después de que el bote con el que buscaban alcanzar las islas Canarias, en España, se hundiera frente a las costas de la ciudad mauritana de Nuadibú (noroeste), en el océano Atlántico.

El naufragio fue confirmado por el Ministerio del Interior de Mauritania y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que precisaron que otros 83 migrantes salvaron sus vida nadando hasta la costa del país africano.

El gobierno mauritano informó en un comunicado que a bordo de la embarcación viajaban entre 150 y 180 migrantes, en su mayoría jóvenes de entre 20 y 30 años y procedentes de Gambia, según el testimonio de los supervivientes, con los que también ha contactado la OIM.

Esa organización explicó que los migrantes habían partido el 27 de noviembre desde Gambia, un país sumido en una grave crisis política y económica de donde salieron y consiguieron llegar a Europa unas 35.000 personas, entre 2014 y 2018.

Al parecer, la precaria embarcación se quedó sin combustible y naufragó a unos 25 kilómetros de la costa mauritana, según la agencia de noticias oficial AMI.

Las autoridades locales, la OIM y el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) han ofrecido asistencia a las víctimas.

«Nuestra prioridad común es atender a los supervivientes y darles el apoyo que necesitan», confirmó la jefa de la misión de la OIM, Laura Lungarotti, que agradeció en un comunicado la «eficiente» coordinación del gobierno mauritano.

El Ministerio del Interior mauritano lamentó la «tragedia», derivada del «fenómeno de la inmigración clandestina que diezma a la juventud africana» y llamó a «unir esfuerzos para poner fin a esta espiral mortífera».