De acuerdo con un informe difundido por la Organización Internacional para las Migraciones, una cifra superior a las 2.000 personas resultaron muertas en lo que va de este año, al tratar de cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa, lo que confirma esto como la ruta más mortífero para los migrantes en busca de una vida mejor. En el mismo período del año pasado, esa cifra fue de 1.607.

Al igual que en 2014, la gran mayoría murió en el Canal de Sicilia, en la ruta del Mediterráneo central que conecta Libia e Italia, donde los barcos no aptos para navegar utilizados por contrabandistas y traficantes aumentan significativamente la probabilidad de que ocurran tragedias.

Las estadísticas sugieren que la ruta del Mediterráneo Central es mucho más peligrosa que otras rutas. Mientras que Italia y Grecia tienen este año experimentó entradas similares de los migrantes (aproximadamente 97.000 y 90.500, respectivamente), las tasas de mortalidad son muy diferentes. Aproximadamente 1.930 personas perdieron la vida tratando de llegar a Italia, pero sólo alrededor de 60 murieron tratando de llegar a Grecia.

Señala el informe de OIM que la última trágica pérdida de vidas, que elevó el número total de muertes a 2000, tuvo lugar la semana pasada, cuando un total de 19 personas perdieron la vida en el Canal de Sicilia. Los restos de 14 de los inmigrantes fueron llevados al puerto siciliano de Mesina, por la Marina irlandesa en el buque Le Niamh. Formaban parte de un grupo más grande de 456 personas rescatadas en el mar.

De acuerdo con personal de la OIM en el sur de Italia, que entrevistó a los sobrevivientes, el motor de la embarcación en la que viajaban se sobrecalentó y el agua potable a bordo tuvo que ser utilizada para enfriarlo. Catorce migrantes posteriormente murieron de agotamiento por el calor y la sed.

En el mismo informe se destaca que aproximadamente 188.000 personas han sido rescatadas en el Mediterráneo en lo que va de este año.