La ola de protestas en Israel sacude al Gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu y en particular pone el foco contra la reforma judicial promovida por la coalición oficialista, conformada por partidos de derecha, ultraderecha y ultraortodoxos.

En total, unos 130.000 manifestantes salieron a las calles en Tel Aviv, mientras que otros 6.000 lo hicieron en la ciudad portuaria de Haifa y 4.000 en Jerusalén, según las estimaciones policiales divulgadas por el diario Haaretz.

Por tercer sábado consecutivo, los opositores al Gobierno de Netanyahu marcharon para mostrar su descontento frente a la propuesta de reforma presentada por el ministro de Justicia, Yariv Levin, que busca dar al Ejecutivo el control del comité de selección de los jueces y limitar la autoridad de los asesores legales.

«La democracia no termina con las elecciones» o «Gobierno no es tiranía» eran algunos de los lemas que podían leerse en las pancartas, mientras que los manifestantes coreaban consignas en defensa del Tribunal Supremo.

En Tel Aviv, las manifestaciones contaron con la presencia de los principales líderes de la oposición, entre ellos, el expremier Yair Lapid, el ex vice primer ministro Benny Gantz y el extitular de Defensa Moshe Yaloon.

«Esto es una manifestación de apoyo a Israel. El pueblo que ha venido aquí quiere defender la democracia, sus tribunales, la idea de convivencia y el bien común. No nos rendiremos», dijo Lapid.

«Un Estado en el que el primer ministro nombrará a todos los jueces se llama dictadura», denunció, por su parte, Yaloon, y agregó: “Si hay un país en el mundo que no puede permitirse que se destruya la Corte y que la democracia se convierta en una dictadura, ese es Israel”.

Por las calles de la capital desfilaron también manifestantes con antorchas, mientras que otros ondeaban banderas de Israel, de la paz e incluso algunas palestinas.