El presidente de BlackRock Inc, -una empresa de gestión de inversiones-, Rob Kapito, brindó el pasado martes una conferencia en la localidad de Austin (Texas, Estados Unidos), donde advirtió la difícil situación económica que se vivirá en el mundo a raíz del conflicto bélico entre Ucrania y Rusia.

Tras delinear un panorama marcado por inflación acelerada y escasez, el empresario se dirigió directamente a los jóvenes y sentenció: “Por primera vez, irán a una tienda y no podrá obtener lo que quieren. Y son una generación con muchos derechos que nunca ha tenido que sacrificarse”.

En esta línea, el CEO recomendó: “Me pondría el cinturón de seguridad porque esto es algo que no hemos visto”.

A su juicio, la generación actual siempre ha tenido todo disponible en el supermercado y ahora tendrá que enfrentar una “inflación de escasez”. Para ilustrar esta situación, mencionó la falta de trabajadores, viviendas, productos agrícolas (como el trigo) y petróleo, desabastecimientos que ya se están registrando en algunas regiones del mundo.

Mientras que los jóvenes estadounidenses se mostraron con baja confianza por el futuro de la economía, la inflación en este país -que alcanzó su nivel más alto en los últimos cuarenta años- obstaculiza la capacidad de compra de los hogares.

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“Sus ganancias salariales reales son negativas cuando se tiene en cuenta la inflación, y sus expectativas de inflación en marzo se dispararon a un máximo histórico”, señaló el medio de comunicación estadounidense ZeroHedge.

Y agregó: “Las generaciones más jóvenes tienden a ser arrendatarios, no poseen nada y tienen ahorros limitados, ya que gastan mucho más allá de sus límites”.

Las declaraciones de Kapito van en sintonía con las de Larry Fink, fundador de BlackRock, quien semanas atrás vaticinó que la guerra en Ucrania es el “fin a la globalización que hemos vivido en las últimas tres décadas”.

Para Fink, la invasión rusa “rompió oficialmente los lazos transfronterizos entre países que ya estaban tensos por la pandemia y ahora las empresas y los gobiernos de todo el mundo se verán obligados a reevaluar aún más sus dependencias y volver a analizar sus huellas de fabricación y montaje”.

“La guerra tendrá muchas consecuencias económicas a largo plazo ya que la desglobalización eleva aún más la inflación”, advirtió el empresario.