Miles de personas manifestaron hoy en Santiago y otras ciudades de Chile su «indignación» frente la represión del estallido social que mantiene en vilo al país desde el pasado 18 de octubre, a pesar de la amenaza gubernamental de volver a sacar a las calles a los militares para restablecer el orden.

La «Marcha familiar de indignación nacional, tod@s somos Gustavo» tuvo su epicentro en la Plaza Italia de Santiago, escenario de múltiples actos de violencia y represión durante la rebelión popular en Chile, que ya lleva 43 días, con un saldo de 23 muertos, unos 2.200 heridos y miles de detenidos.

La protesta de hoy fue organizada en solidaridad con Gustavo Gatica, un estudiante de 21 años que quedó ciego a causa de un disparo de los Carabineros cuando tomaba fotografías durante una de las manifestaciones en Plaza Italia.

Gatica fue impactado hace 17 días, pero hoy los médicos confirmaron que el joven perdió la vista, lo que llenó de indignación a los manifestantes ya de por sí irritados después de tantos días de violencia y excesos en la represión.

Los carabineros chilenos, con el alegado propósito de dispersar las manifestaciones, disparan unos proyectiles envueltos en tela cargados de múltiples perdigones.

Ese tipo de armamentos causó traumas oculares a 230 personas, algunas de las cuales sufrieron la pérdida total o parcial de la visión.

La Coordinadora de Víctimas de Traumas Oculares, fundada en el marco del estallído social, anunció que analiza la posibilidad de denunciar ante la justicia al presidente Sebastián Piñera por violaciones a los derechos humanos.

Las protestas de hoy se hicieron a pesar de una advertencia del ministro de Defensa, Alberto Espina, quien defendió la labor del Ejército durante el estado de emergencia decretado los primeros días del estallido social, calificó de «injuria» el informe de Amnistía Internacional sobre violaciones a los derechos humanos y advirtió que si es necesario sacar militares a las calles el gobierno «lo va a hacer».

En una entrevista con la TV chilena, Espina advirtió que las Fuerzas Armadas están preparadas «si es necesario» decretar nuevamente el Estado de excepción, tras 42 días del estallido social que calificó como «una situación de grave deterioro del orden público».

«Sacar a los militares a la calle al control del orden público es una decisión que significa limitar las libertades de las personas. Sobre todo una decisión compleja y difícil. Pero si es necesario, el presidente lo va a hacer», insistió Espina, citado por el portal de noticias Bio-Bío.

El jueves, el presidente Piñera retomó el tono utilizado los primeros días de la crisis político-social, cuando, el 20 de octubre, dijo que el país estaba «en guerra».

«Estamos enfrentando un enemigo poderoso e implacable, que no respeta a nada ni a nadie», dijo el mandatario durante la ceremonia de graduación de 260 nuevos detectives de la Policía de Investigaciones (PDI), una rama civil de la policía de Chile.

En el encuentro, el mandatario afirmó que el país necesita «un nuevo sistema nacional de inteligencia, porque a la delincuencia no solo se le combate con la fuerza, también se le combate con inteligencia y ahí tenemos, y todos sabemos, una gran carencia».

Horas después de las palabras de Piñera y envalentonado por ellas, el director de la PDI, Héctor Espinosa, hizo una férrea defensa de la labor que realizan sus funcionarios y dijo que «cuando un policía es atacado y responde, no es violación a los Derechos Humanos» y destacó el respaldo que la fuerza tiene de todas las autoridades administrativas, del Gobierno y del Poder Judicial.

Por otra parte, el gobierno chileno comenzó a trabajar hoy en la estrategia que el ex ministro del Interior, Andrés Chadwick, deberá desplegar en el Senado luego que Diputados aprobara la acusación constitucional en su contra por su presunta responsabilidad en las violaciones a los derechos humanos durante la represión.

En la sesión del Senado del próximo martes se dará cuenta de la acusación y se debería fijar la fecha para su discusión.

Chadwick, primo y mano derecha del presidente Sebastián Piñera, debió dar un paso al costado en medio de la crisis.