El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se quejó este martes de que las empresas privadas de medios de comunicación no se indignaron con la condena a prisión que lo proscribió de las elecciones de 2018 en las que era favorito y ahora lo cuestionan sobre la situación de los derechos humanos en Nicaragua.

«A ustedes no se los vio incómodos cuando fui detenido injustamente, con (Jair) Bolsonaro ganando la elección estando yo preso. Yo también estaba preso cuando la ONU hizo un pedido diciendo que yo podía ser candidato incluso desde la cárcel. No dijeron nada cuando me detuvieron estando primero en las encuestas», dijo Lula a la Radio Gaúcha, de Porto Alegre.

El ex mandatario, favorito en los sondeos para las elecciones del año próximo, se encuentra en un rally mediático como parte de la preparación para ser proclamado candidato por el Partido de los Trabajadores para enfrentar a Bolsonaro y al ex ministro bolsonarista Sergio Moro, el ex juez que lo condenó y mandó a la cárcel en 2018 en un fallo luego revertido por la Corte Suprema.

«Me detuvieron para que no ganara las elecciones. Querían un acuerdo conmigo para que yo acepte una prisión domiciliaria y que no siga en la política pero lo he rechazado, la dignidad no se compra en un supermercado, se construye durante toda la vida», dijo Lula.

En ese marco, Lula afirmó que «sería maravilloso» que Moro sea candidato presidencial porque «no tendrá más la protección» que tenía como juez para debatir.

«Quedará demostrado que es un mentiroso, que todo lo que hizo fue mentir», sostuvo Lula sobre el ex magistrado que lo condenó por corrupción en la Operación Lava Jato, pero luego todas esas causas fueron anuladas por haber violado el Estado de derecho y estar manchadas por la parcialidad política.

El ex presidente admitió que tiene una «buena relación» con el exgobernador paulista Geraldo Alckmin, del Partido de la Social Democracia Brasileña y que es considerado un posible vice en una fórmula de «unidad nacional» de la izquierda más los conservadores.

«Lo importante es hacer un buen acuerdo que permita ganar las elecciones», dijo Lula sin confirmar a Alckmin como su compañero de fórmula.

El líder del PT se encuentra en una serie de articulaciones que incluyeron el fin de semana un encuentro virtual con líderes evangelistas, sobre todo teniendo en cuenta que el llamado establishment cristiano evangélico está alineado a Bolsonaro y fue clave en la elección de 2018.

Lula dijo que Bolsonaro trata como «ganado» a los evangelistas y que reflexionó mucho en prisión sobre como volver a hablar con esta franja de la población.

En 2018, parte de la ametralladora de “fake news” de la extrema derecha fue vincular a la educación sexual con la perversión en las escuelas y apuntar al candidato del PT, Fernando Haddad.

La imagen de una mamadera con el chupete en forma de pene fue uno de los casos más emblemáticos de campaña contra el PT entre los evangélicos.

En ese marco, Lula dijo que el partido político debería tener un espacio de comunicación dedicado a los evangelistas de izquierda o progresistas para enfrentar «la narrativa» de Bolsonaro.

«En 2018 tuvimos una campaña en contra con ´fake news´, con mentiras, algo a lo que no estábamos acostumbrados. Pero aprendimos, en las encuestas estamos viendo que Bolsonaro no me está ganando entre el público evangélico. Y eso que él está en campaña a la reelección y yo no he comenzado aún», explicó.

Lula se mostró junto a la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, y a la ex gobernadora de Rio de Janeiro, Benedita da Silva, una referente evangélica entre la población negra y favelada.