El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, y su homólogo chino, Wei Fenghe, se reunieron este martes en Camboya en un nuevo esfuerzo por evitar que las crecientes tensiones entre ambas potencias – como la disputa por la hegemonía, las tensiones comerciales, el conflicto en Ucrania y la isla de Taiwán – deriven en un conflicto.

El encuentro, ocurrido al margen de una conferencia de ministros de Defensa en la ciudad camboyana de Siem Reap, es el primero entre ambos desde junio, y sigue a otro mantenido por los presidentes de ambos países, Joe Biden y Xi Jinping, la semana pasada en Indonesia.

Un funcionario de defensa estadounidense dijo a periodistas que el diálogo entre Austin y Wei fue «productivo» y «profesional», informó la agencia de noticias AFP.

«Ambas partes concordaron en que es importante que nuestros países trabajen juntos para evitar que la competencia derive en un conflicto», declaró el funcionario, que pidió no ser identificado.

Austin buscó «la reapertura de una serie de diálogos y mecanismos militares y mecanismos para ayudar a manejar la competencia de una forma responsable», agregó el funcionario.

Un portavoz del Ministerio de Defensa chino, por su parte, describió el encuentro como «sincero, profundo, práctico y constructivo».

«Ambas partes reconocieron que los ejércitos deben implementar con seriedad los importantes consensos alcanzados por los jefes de Estado para mantener la comunicación y el contacto, y fortalecer el manejo de la crisis y trabajar duro para mantener la paz y la estabilidad regional», dijo el vocero.

El funcionario agregó que «China le otorga importancia al desarrollo de las relaciones bilaterales, pero Estados Unidos debe respetar los intereses fundamentales chinos».

Estados Unidos y China arrastran una larga historia de tensiones, especialmente debido a la balanza comercial entre ambos países, históricas disputas geopolíticas, además del contraste ideológico y político.

Los vínculos se tensaron aún más durante el mandato del expresidente estadounidense Donald Trump (2017-2021), que mantuvo una estrategia de confrontación con Beijing que se exacerbó con la pandemia de Covid-19 en 2020, que el entonces mandatario atribuyó a su potencia rival.

Este año, la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, a la isla de Taiwán, cuya soberanía reclama China, tensó aún más los vínculos entre ambas potencias.

Desde entonces, China y Estados Unidos buscan rebajar las tensiones y organizaron varios encuentros de alto nivel.

La semana pasada, un día antes de que arranque la cumbre del G20 en la ciudad indonesia de Bali, los presidentes Xi y Biden buscaron evitar que su rivalidad desemboque en un conflicto abierto.

Ambos Gobiernos dieron cuenta de la reunión en comunicados que coincidieron en muchos puntos, pero ratificaron líneas rojas, como la guerra en Ucrania y la isla de Taiwán.

China considera que Taiwán es una parte de su territorio y busca retomar el control, por la fuerza si fuera necesario.

En la reunión de este martes, Wei, dijo que para China el tema de Taiwán «es una línea roja», según el vocero chino.

«Taiwán pertenece a China, es un tema que debe ser resuelto por el pueblo chino solamente y ninguna fuerza externa tiene derecho a interferir», dijo el portavoz.

Pekin arremete contra las acciones diplomáticas que puedan otorgar legitimidad a Taiwán y ha respondido con creciente indignación a las visitas a la isla por parte de altos cargos occidentales y políticos.

Tras la visita de Pelosi, Beijing realizó maniobras militares a gran escala alrededor de la isla.

Austin le dijo a Wei que la política estadounidense hacia Taiwán no ha cambiado y que Washington sigue opuesto a cualquier cambio unilateral en el estatus quo de la isla.