Los ciudadanos españoles salieron hoy de forma masiva a las calles en varios lugares de España, en el primer día en que está permitido correr, andar en bicicleta o pasear, tras siete semanas de confinamiento por el coronavirus.

Sentimientos de alegría, euforia y preocupación se entremezclaron frente al nuevo paso que da España en el levantamiento de las restricciones, impuestas a la población para contener uno de los peores brotes de coronavirus en el mundo.

Ante el enorme desafío que supone la relajación del encierro, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez pidió a los ciudadanos salir «con prudencia y responsabilidad», luego de que se registraran más de 25 mil víctimas mortales.

«El virus sigue estando ahí. Respetemos las indicaciones, sigamos las pautas de higiene y de distanciamiento», escribió el líder socialista en Twitter. Es que el domingo pasado ya se habían generado algunas aglomeraciones preocupantes con la salida de niños.

Por este motivo el Ejecutivo decidió establecer franjas horarias para evitar que se produzca el mismo problema. De ahí que los corredores, ciclistas, y quienes salgan a caminar -solos o con la persona que convivan- tienen permitido hacerlo una vez al día entre las 6 y las 10 de la mañana o entre las 8 y 10 de la noche.

Como límite espacial, los deportistas pueden moverse por todo el municipio, mientras las personas que pasean deben hacerlo en un radio de 1 kilómetro. Y como no es obligatorio llevar barbijo, según las imágenes algunos lo hicieron y otros no.

Las normas fijadas, sin embargo, no impidieron que muchísimas personas salieran al mismo tiempo y se dirigieran al mismo lugar, como sucedió en el paseo marítimo de Barcelona, los alrededores de los parques de Madrid o las zonas de playas en el País Vasco o Asturias.

«Me ha encantado poder salir finalmente a correr, pero no me esperaba tanta gente, parece un día de verano, o como si hubiera una maratón», dijo a Telam Estefano Lansa, un deportista de 40 años que fue a realizar su actividad física al paseo marítimo de Barcelona.

Relajada y sonriente, Beatriz Rodríguez, una joven de 27 años, disfrutaba mirando el mar durante los últimos minutos antes de tener que volver a su casa. «Vi tanta gente corriendo que pensé que esto es el instinto humano, que somos salvajes y libres».

En el norte del país, las rutas se llenaron de ciclistas y las playas de surfistas, deportes que tienen muchos seguidores en la zona, aunque no en todos lados estaba permitido bañarse en el mar, aunque algunos lo hicieron de igual manera.

En Madrid, por ejemplo, la policía tuvo que sacar de los parques a algunos corredores se habían «colado» con el argumento de que allí evitaban la aglomeración de las calles. También hubo muchos que eligieron quedarse en sus casas para mayor seguridad.

«Si la gente se comporta así, yo no voy a salir», aseguró Anai Ibarra, una vecina del barrio de la Barceloneta que observaba con preocupación la salida masiva desde su balcón. Justo a las 10, los policías empezaron a advertir que el tiempo libre se había acabado.

A partir de ese momento, las calles prácticamente se vaciaron dando paso a un goteo de mayores de 70 años y personas dependientes acompañadas por un familiar o asistente. «Me parece bien que hayan separado los horarios, así me siento más tranquila», opinó Belén, una mujer mayor que salió del encierro a dar un paseo con su hija y su perro. Desde el mediodía, en tanto, vuelven a tomar las calles los niños.