MARTES, 26 DE NOV

Los alcaldes franceses se unen en el reclamo de que se depongan los actos de violencia

La asociación que los agrupa convocó a concentraciones durante el mediodía de este lunes frente a los ayuntamientos de todo el país por los "graves disturbios" que atacan "símbolos" como escuelas, edificios públicos, bibliotecas y sedes de la policía municipal.

Los alcaldes de Francia expresaron este lunes su rechazo a la ola de violencia que sacude al país tras un ataque a la casa de uno de ellos, tras casi una semana de disturbios nocturnos originados en un caso de «gatillo fácil» policial contra un adolescente de 17 años descendiente de inmigrantes.

«Desde el martes, las noches son difíciles para los vecinos (…) Los sucesivos actos de violencia son inaceptables», declaró Patrick Jarry, el alcalde de Nanterre, en el oeste de París, tras realizar un nuevo un llamado a la calma.

Los disturbios estallaron el martes pasado por la noche tras el crimen de Nahel M, un adolescente de 17 años a quien un policía disparó a quemarropa durante un control de tránsito en un suburbio de París, escena que fue captada por una cámara.

Hasta este domingo por la mañana, la violencia dejó 3.200 detenidos, más de 700 agentes heridos, unos 5.000 vehículos incendiados, 10.000 basureros quemados y casi 1.000 edificios dañados, detalló el Ministerio del Interior.

Aunque el número de detenidos se redujo a 157 en la pasada noche, cuando se desplegaron 45.000 policías y gendarmes, el presidente Emmanuel Macron pidió mantener una «presencia masiva» en el terreno.

La Asociación de Alcaldes de Francia (AMF) había convocado concentraciones durante el mediodía de este lunes ante los ayuntamientos de todo el país por los «graves disturbios» que atacan «símbolos» como escuelas, edificios públicos, bibliotecas y sedes de la policía municipal, informó la agencia de noticias AFP.

Para muchos políticos, se cruzó una línea roja con el ataque durante el fin de semana al domicilio de Vincent Jeanbrun, el alcalde de derecha de L’Haÿ-les-Roses, a unos 10 kilómetros al sur de París.

Jeanbrun estaba en la alcaldía en el momento de los hechos, mientras que su esposa tuvo que huir de la casa junto a sus dos hijos, fracturándose la tibia, en tanto que la Justicia lo investiga como un «intento de asesinato».

«Querían quemar la casa» y cuando «se dieron cuenta de que había alguien dentro, lejos de detenerse, lanzaron una tanda de morteros pirotécnicos», dijo Jeanbrun al canal de televisión TF1.

Macron, que el domingo aplazó una visita de Estado a Alemania, vive su segunda gran crisis en pocos meses tras las manifestaciones contra la reforma para elevar la edad jubilatoria que impuso por decreto, sin pasaje parlamentario, aunque con el aval de la Justicia constitucional.

El mandatario francés debe reunirse este lunes con los presidentes de las dos cámaras del Parlamento.

Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, dijo el domingo que estaba «preocupado» por los disturbios en Francia, aunque descartó que se puedan replicar en Alemania.

El martes, a una semana del asesinato de Nahel, Macron tiene previsto recibir a 220 alcaldes de localidades que vivieron disturbios.

Su primera ministra, Élisabeth Borne, les prometió «la mayor firmeza» en la aplicación de sanciones.

Sin embargo, tras varias noches de violencia urbana, la intensidad parece reducirse.

Las autoridades informaron de tres agentes heridos, 352 fuegos registrados en las calles, 297 vehículos incendiados y también una comisaría y un cuartel de la Gendarmería atacados entre la noche del domingo y este lunes por la madrugada.

La violencia en Francia, que será sede este año del Mundial de Rugby y en 2024 de los Juegos Olímpicos, preocupa en el extranjero.

Por ello, varios países aconsejaron a sus ciudadanos no viajar a las zonas de los disturbios.

La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castérea, anunció que se reforzó la seguridad de las infraestructuras que acogerán los Juegos Olímpicos.

La violencia y la ira de los jóvenes de los barrios populares recuerdan los disturbios que sacudieron Francia en 2005, después de la muerte de dos adolescentes perseguidos por la policía.

Ese año, en tres semanas, se destruyeron 10.000 vehículos, se incendiaron más de 200 edificios públicos y se detuvo a unas 5.200 personas.

La abuela de Nahel, Nadia, lanzó el domingo un llamado pola cadena BFMTV para que «dejen de vandalizar».

«Que no rompan vidrieras, que no destrocen escuelas, ómnibus (…) Son madres las que usan el autobús», dijo Nadia a la cadena BFMTV.

A su vez, condenó las muestras de apoyo al agente de policía que disparó a su nieto como la que hizo el columnista de derecha Jean Messiha, quien abrió una colecta para apoyar económicamente a la familia del agente.

El policía de 38 años que le disparó a Nahel M. se encuentra detenido desde el martes, acusado de homicidio voluntario.

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