Las estatuas de hombres que en un primer plano fueron glorificados como héroes, están cayendo en todo el mundo ante el peso de las protestas antirracistas, a partir del crimen de George Floyd en los Estados Unidos, reporta la prensa internacional.

Ahora se exige que los espacios públicos se liberen de figuras cuyo legado se construyó sobre el racismo y la esclavitud.

«Los que salen a defender ese tipo de monumentos están ligados a fundamentos ideológicos y políticos  tradicionales, eso representa para ellos los símbolos fundacionales de la sociedad estadounidense», explicó a France 24, Carlos Medina Gallego, historiador de la Universidad Nacional de Colombia.

En Boston, una estatua de Cristóbal Colón fue decapitada y en Richmond, Virginia, otra escultura suya fue derribada, en medio de una creciente polémica alrededor de la figura del italiano.

En Reino Unido se anticiparon con el derribamiento de la estatua de Edward Colston en Bristol, el último domingo.

Su figura estuvo erigida por 125 años en esa próspera ciudad inglesa, su ciudad natal y a la que hizo millonarias donaciones, hasta el 7 de junio cuando un grupo de manifestantes tiró de ella hasta que dio a parar al río.

Colston era un conocido traficante de esclavos, así como el rey Leopoldo II de Bélgica, quien cometió uno de los mayores genocidios en la actual República Democrática del Congo.

Ambas estatuas fueron vandalizadas como las del mercader escocés Robert Milligan. La polémica incluso se trasladó a América Latina.

En Colombia, la Universidad Sergio Arboleda (donde se graduó el presidente Iván Duque) lleva el nombre de un esclavista y político conservador colombiano.

La líder de la Cámara de Representantes de los EE. UU., la demócrata Nancy Pelosi, solicitó que se retiren 11 estatuas de líderes confederados.

El secretario de Defensa de los EE.UU., Mark Esper, y el secretario del Ejército del país, Ryan McCarthy, se mostraron «abiertos a una conversación bipartidista sobre el tema».

Pero a todo eso se opone el presidente, Donald Trump.

«Estas bases monumentales y muy poderosas se han convertido en parte de una Gran Herencia americana y una historia de victoria, triunfos y libertad. Los Estados Unidos de América entrenaron y desplegaron a nuestros HÉROES en estos terrenos sagrados, y ganaron dos guerras mundiales. Por lo tanto, mi Administración ni siquiera considerará el cambio de nombre de estas Magníficas y legendarias instalaciones militares», escribió.