La urna con las cenizas de Fidel Castro, a la vista en un vehículo sin techo, protegida por una caja de cristal, inició hoy un largo viaje de 1000 kilómetros hacia el oriente cubano, donde el líder nació, combatió y será sepultado.

La misma fue llevada desde el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, a unos pasos de la Plaza de la Revolución, por soldados, en una ceremonia militar de honor.

La caravana que acompañará a Castro en su último viaje recorrerá todas las localidades del país por las que pasó cuando vino desde Santiago de Cuba hacia La Habana, tras librar una guerra victoriosa contra el régimen de Fulgencio Batista.

Será un viaje de tres días, en una caravana que terminará el domingo, cuando los restos del comandante serán sepultados en el cementerio de Santa Ifigenia, el más antiguo del país.

Envuelta en una bandera de Cuba y de madera de cedro, la urna con las cenizas salió del edificio a manos de dos soldados quienes, con una breve ceremonia militar, la colocaron en el remolque decorado con flores blancas.

Fue un acto solemne al que asistió el presidente Raúl Castro, miembros de la alta dirección del Gobierno y del Partido Comunista, y donde también se pudo ver a la esposa del fallecido líder cubano, Dalia del Soto y algunos de sus hijos, Alex y Tony.

La urna que llevan los restos del «Comandante en Jefe» es de cedro porque, según una de sus biógrafas, esos árboles daban un olor permanente a esa madera en Birán, la localidad en la que nació Castro, en una finca de su familia, en agosto de 1926.

La urna viaja a la vista en un vehículo sin techo, protegida por una caja de cristal y escoltada por oficiales, entre ellos uno que arribó con él a La Habana el 8 de enero de 1959, triunfantes ante el régimen de Batista el 1 de enero de aquel año.

La urna estuvo en un salón del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, mientras que a unos pasos, en la Plaza de la Revolución, cientos de miles de personas hicieron fila el lunes y martes para rendirle homenaje en el recinto de la base al monumento del prócer cubano José Martí.

Anoche, en un homenaje póstumo que duró más de tres horas, cientos de miles de personas se reunieron junto a Jefes de gobiernos y representantes del mundo que vinieron para participar en los funerales, entre estos amigos personales y aliados, entre ellos el venezolano Nicolás Maduro, el boliviano Evo Morales y el nicaragüense Daniel Ortega.

En La Habana, la radio y la televisión llamaron a los pobladores a concentrarse en el tramo que cubrirán los vehículos dentro de la capital, donde hubo herméticas limitaciones del tránsito por todo el trayecto y vecinos con pequeñas banderas cubanas que saludaron el cortejo.

La caravana avanzó por el Malecón y después entró en la Carretera Central, la única vía que unía los extremos oriente y occidente cubanos cuando Castro encabezó el triunfo sobre Batista.

El cortejo fúnebre arribará a Santiago el sábado próximo y el domingo los restos de Castro serán sepultados en el histórico cementerio de Santa Ifigenia, de Santiago, el más antiguo del país, donde está la tumba del prócer José Martí y de otros muchos cubanos ilustres.