Los frentes en Siria vivían el sábado su segundo día de calma a pesar de algunas hostilidades, mientras Rusia busca obtener el apoyo del Consejo de Seguridad a esta tregua, que abriría la vía a negociaciones para poner fin al conflicto.

Por segundo día consecutivo, «la calma reina en la mayoría de las regiones sirias», en aplicación de una tregua, la primera desde septiembre, que entró en vigor el jueves a medianoche, informó el director del Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.

Solo «se producen algunos enfrentamientos y bombardeos de artillería del régimen en la región de Wadi Barada cerca de Damasco y en la ciudad de Deraa (sur)», precisó a la AFP el responsable.

Wadi Barada es una de las principales zonas de suministro de agua potable para los cuatro millones de habitantes de la capital siria y sus alrededores. El gobierno acusa a los rebeldes de haber «contaminado con gasóleo» el agua que llega a Damasco.

Aprovechando el cese de las hostilidades, los niños pudieron retomar el camino hacia la escuela en la provincia de Idlib, controlada por Fateh al Sham (ex Frente Al Nosra, rama de Al Qaida en Siria), un grupo considerado «terrorista» por Washington y Moscú.

Desde el inicio de la tregua, han muerto dos civiles, uno por un francotirador en Duma, cerca de Damasco, y el otro, en un bombardeo cerca de Wadi Barada, donde los enfrentamientos persisten desde hace una semana entre el régimen y los rebeldes aliados de Fateh al Sham.

Como en las anteriores treguas, que fracasaron a los pocos días, la alianza de los insurgentes con Fateh al Sham complica la aplicación del alto el fuego.