La policía afgana reanudó el trabajo en los puestos de control del aeropuerto de Kabul junto a los talibanes, por primera vez desde que el movimiento islamista radical tomó el poder el 15 de agosto, y las nuevas autoridades de Afganistán anunciaron que planean reabrir las universidades en una semana.

A menos de una semana de que los talibanes presentaran el Gabinete de su Gobierno de transición, intentan dar forma a Afganistán y volver a poner el país en funcionamiento.

Para ello, instaron a las fuerzas del antiguo Gobierno a integrar los nuevos servicios de seguridad y anunciaron la reapertura de las clases universitarias.

El titular de Enseñanza Superior en el Gobierno provisional, Abdul Baqi Haqqani, dijo hoy que las nuevas autoridades de Afganistán prevén que las clases universitarias se reanuden en cuestión de una semana, informó la agencia de noticias Khaama Press.

«Las materias no esenciales se eliminarán del plan de estudios y serán reemplazadas por otras, modernas, para poder competir con el mundo», avanzó Haqqani, sin ofrecer detalles.

El Ministro reafirmó que habrá segregación por sexos en las aulas y que serán las mujeres catedráticas las que impartan clases a las alumnas.

Si falta el personal, agregó, se invitarán profesoras afganas que hoy se encuentran en el exilio.

En tanto, hoy, miembros de la policía afgana se encontraban en varios puestos de control situados en el exterior de los principales edificios del aeropuerto.

«Volví al trabajo ayer, más de dos semanas después de que me enviaran a casa», declaró uno de los policías que pidió el anonimato, informó la agencia de noticias AFP.

También una docena de mujeres afganas volvieron a trabajar en el aeropuerto de Kabul. Las mujeres que trabajaban allí antes de que los talibanes llegaran al poder son de las pocas a las que los islamistas han dado permiso para volver a su puesto de trabajo.

Pero de las más de 80 empleadas que tenía el aeródromo, solo 12 vencieron el temor que les producen los talibanes y aceptaron volver.

El martes pasado, los talibanes anunciaron la composición del nuevo Gobierno de transición formado por miembros ultraconservadores, algunos de los cuales ya intervinieron en el régimen fundamentalista de los años 90.

Presidido por Mohammad Hassan Akhund, quien se desempeñó como canciller durante el primer gobierno de los talibanes (1996-2001), el nuevo gabinete tiene un marcado perfil fundamentalista, contrariamente a las promesas de «gobierno inclusivo» que los talibanes hicieron al retomar el poder.

Según algunos medios, al menos 14 de los 33 miembros del Gobierno provisional figuran en la lista del Comité de Sanciones 1988 del Consejo de Seguridad de la ONU.

Desde hace unos días se aprecia una aparente vuelta a la normalidad en el aeropuerto.

Dos vuelos chárter de Qatar Airways despegaron a finales de la semana pasada, con ciudadanos extranjeros y afganos que no habían podido ser evacuados.

La aerolínea nacional paquistaní, PIA, prevé reanudar mañana los vuelos comerciales entre Islamabad y Kabul.

Este nuevo Gobierno talibán se enfrenta a la difícil tarea de relanzar la economía del país y lidiar con los complejos problemas de seguridad, incluida la rama local del grupo Estado Islámico (EI), rival de los talibanes y que está detrás de sangrientos atentados.