El enviado especial de la ONU para Siria, Staffan de Mistura, recibió hoy en la sede europea del organismo multilateral en Ginebra a la delegación del gobierno sirio y a uno de los tres grupos opositores, para iniciar formalmente la quinta ronda de negociaciones de paz entre sirios.

«Como ven, acabo de recibir a la delegación siria, que siempre será bienvenida en la ONU», señaló De Mistura, quien luego recibió hoy a la delegación de una de las tres organizaciones de la oposición siria, la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), encabezada por Naser Hariri.

El funcionario de Naciones Unidas se suma hoy a las conversaciones después de regresar de Turquía, donde efectuó consultas con el vicecanciller, Ahmet Yildiz.

Además de Ankara -una capital con gran ascendiente sobre algunos grupos rebeldes-, el enviado especial visitó Riad -donde reside el grueso de la oposición política-, y Moscú, el gran aliado del gobierno junto a Irán, y tiene previsto viajar en los próximos días a Jordania.

Fue su «número dos», Ramzy Ezzeldin Ramzy, quien se encargó el jueves de participar en «conversaciones preliminares» con las partes en Ginebra y delinear el formato de las negociaciones.

A la ciudad suiza viajaron tres delegaciones opositoras que Damasco admite como interlocutoras, la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN) y las denominadas plataformas de El Cairo y Moscú.

La CSN está formada al cincuenta por ciento por opositores políticos, la mayoría exiliados, y representantes de los grupos armados.

La falta de una delegación opositora unificada es una de las razones esgrimidas por las cuales no se mantiene un diálogo directo entre las partes, cuya agenda fue definida en la cuarta ronda de negociaciones de Ginebra.

La idea de De Mistura, expresada profusamente esta semana, es que las partes pasen ahora a entablar hasta el 1 de abril un diálogo en torno a cuatro ejes, que son la creación de un Gobierno creíble, inclusivo y no sectario; un calendario y proceso para la elaboración de una nueva Constitución; la celebración de elecciones libres y supervisadas por la ONU y con participación de la diáspora elegible, y la lucha contra el terrorismo.

El escenario, no obstante, no se vislumbra tan alentador como pretende Mistura, pues el jefe negociador enviado por el presidente Bashar Al Assad, Bashar Jafari, acusó a los países árabes y occidentales que apoyan a los rebeldes sirios de ser «patrocinadores del terrorismo», y colaborar de forma indirecta con el grupo yihadista Frente Al Nusra.

«Cualquier gobierno que trabaje con estos grupos puede ser considerado patrocinador del terrorismo», dijo en rueda de prensa el jefe negociador, y citó a Turquía, Arabia Saudita, Qatar, Francia, el Reino Unido, Jordania e Israel.

En los últimos días grupos rebeldes sirios se unieron a otras formaciones yihadistas para emprender sendas ofensivas contra el Ejército en los alrededores de Damasco y en la provincia central de Hama.

«Los que están atacando Damasco y Hama actúan bajo el paraguas de Al Nusra, y, como todos saben, Al Nusra es considerada por la ONU como un grupo terrorista, por lo que ellos también son terroristas», afirmó el embajador sirio ante la ONU.

Los países que colaboran, financian o mantienen cualquier tipo de relación con uno de los grupos rebeldes implicados en las distintas ofensivas pueden ser declarados «patrocinadores del terrorismo», dijo Jaafari.

Hizo explícita referencia a Francia y Gran Bretaña, a las que acusó de «estar patrocinando el terrorismo y usarlo como una arma política» además de vender armas a Arabia Saudita y Qatar «que luego se usarán en ataques terroristas».