Los países de la Unión Europea (UE) continuarán negociando este fin de semana los detalles del plan para adoptar un embargo europeo gradual al petróleo ruso como sanción por la guerra en Ucrania, ya que este viernes no lograron un consenso, especialmente por la negativa de Hungría.

El primer ministro húngaro, Viktor Orban, dijo en una entrevista radial que la propuesta de la Comisión Europea (CE) para cortar drásticamente las importaciones de petróleo ruso habían cruzado «una línea roja».

«Desde el principio dejamos claro que había una línea roja, a saber: el embargo energético. Cruzaron esa línea», expresó en declaraciones citadas por la agencia de noticias AFP.

El líder, señalado muchas veces como cercano al Kremlin, criticó que la sanción delineada desde Bruselas fue presentada «sin ninguna consulta».

«El petróleo sólo puede llegar a Hungría a través de un oleoducto, por lo que una propuesta que ignore esta circunstancia es una bomba atómica contra la economía de Hungría», apuntó.

En la capital belga, los representantes de los 27 países mantuvieron este viernes negociaciones «complicadas», confió un diplomático. La adopción de sanciones de la UE por el conflicto en Ucrania requiere el voto unánime de los países miembros y por eso seguirán dialogando durante el fin de semana.

La propuesta presentada el miércoles pasado a los Estados miembros prevé la paralización de las importaciones de crudo en un plazo de seis meses y de productos refinados a finales de 2022.

Sin embargo, la propuesta lanzada concedía una derogación hasta fines de 2023 para Hungría y Eslovaquia, dos países dependientes casi enteramente de sus importaciones de crudo provenientes de Rusia.

Hungría y Eslovaquia consideraron que la duración de esta excepción era insuficiente, y República Checa y Bulgaria también pidieron beneficiarse de la misma derogación

Fuentes próximas de las negociaciones señalaron que en una nueva versión de la propuesta de sanciones esa derogación, incluyendo a la República Checa, se extendería hasta fin de 2024.

Sin embargo, Eslovaquia pide más tiempo porque sostiene que sus refinerías están adaptadas al petróleo ruso y el ajuste tecnológico al crudo de otros orígenes es un proceso que requerirá entre cuatro y seis años.

Otro aspecto controvertido en las negociaciones era la propuesta de la Comisión Europea de incluir en la lista de ciudadanos rusos sancionados al jefe de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el patriarca Kirill, presentado como un aliado del presidente Vladimir Putin.

El sexto paquete de sanciones de la UE contra Rusia por la invasión a Ucrania también pone la mira en el sector financiero, ya que busca excluir del sistema interbancario Swift al mayor banco ruso, Sberbank, así como a otras dos entidades bancarias.

Además, propone vetar la divulgación en el espacio europeo de tres canales de televisión rusos, incluidos Rusia 24 y Rusia RTR.

«El tiempo se acaba», dijo un diplomático. «Creo que se puede llegar a un acuerdo para el domingo», lanzó otro.

La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, dijo que los países «que dudan todavía no están listos».

«No tienen acceso al mar y estamos discutiendo con ellos para encontrar soluciones (…) para que tengan la garantía de tener seguridad para sus suministros con suficiente petróleo’, añadió durante una videoconferencia.

Para mitigar el impacto de todas las sanciones, Rusia publicó este viernes una lista de un centenar de categorías de productos que pueden importarse sin el consentimiento de los titulares de la propiedad intelectual, para eludir las restricciones impuestas.

Entre los productos están los teléfonos de Apple y Samsung, las principales marcas de automóviles, consolas de juegos y piezas de recambio, según un documento publicado por el Ministerio de Industria y Comercio.

«Según el documento, se levanta la responsabilidad legal en caso de importación de estos productos saltándose los canales oficiales de distribución», indicó el Kremlin.

Muchos de estos bienes son fabricados por grupos que decidieron retirarse del mercado ruso tras la ofensiva contra Ucrania. Otros, como las piezas de recambio para la industria del automóvil, están sujetos a sanciones occidentales.

Este mecanismo de importación paralela pretende evitar la escasez en la industria y el comercio de bienes que Rusia no puede producir por sí mismo.