Lluvias torrenciales entorpecían este miércoles la labor de los socorristas que intentan alcanzar a un grupo de 12 niños y su entrenador de fútbol atrapados desde el sábado en una cueva inundada en el norte de Tailandia.

Varios monjes budistas llegaron al lugar para rezar mientras las familias seguían esperando noticias. «La crecida del nivel del agua es un gran obstáculo para la operación de rescate y ha habido fuertes lluvias esta noche», declaró a la AFP Khanchit Chomphudaeng, el responsable del equipo de socorristas.

La marina tailandesa, muy implicada en esta operación que moviliza a cientos de personas, incluidos buzos, precisó en Facebook que el nivel del agua había aumentado 15 centímetros durante la noche y que una tercera zona de esa red subterránea compleja y de varios kilómetros de largo estaba ahora inundada.

Los 12 niños de entre 11 y 16 años, todos ellos miembros de un equipo de fútbol, entraron el sábado después del entrenamiento en la cueva de Tham Luang, situada en el distrito de Mae Sai, cerca de la frontera con Birmania y Laos, para refugiarse del mal tiempo.

«El agua del interior de la cueva está llena de barro y hay poco oxígeno», indicó a la prensa frente a la cueva el gobernador de la provincia de Chiang Rai, Narongsak Ossttanakorn. Este miércoles por la mañana, varios soldados instalaban sistemas de bombeo adicionales, según un periodista de la AFP.

«Cada segundo cuenta para estos niños», indicó el gobernador, explicando que esperaban la llegada de submarinistas extranjeros de refuerzo. Este miércoles varios monjes budistas, con sus tradiciones trajes naranjas, llegaron al lugar para rezar con cánticos ante la cueva, donde también están instaladas desde hace varios días las familias de los jóvenes.

«Espero que hoy, con la ayuda de todos los equipos, lo salven», dijo Pean Kamlue, madre de un adolescente de 16 años atrapado en la cueva. Las autoridades intentaban también buscar entradas alternativas a la red subterránea a través de la montaña.

Los primeros días de búsqueda no permitieron encontrar ningún rastro del grupo en el interior. Las autoridades creen que podrían haber hallado refugio un poco más lejos en esa cueva para protegerse ante la crecida.

En la entrada de la cueva un cartel advierte a los visitantes de que no entren durante el periodo de lluvias, entre julio y noviembre. La primera alerta la dio una madre preocupada porque su hijo no volvía el sábado de su entrenamiento. Las pertenencias de los niños, como bicicletas y zapatos, fueron halladas unas horas más tarde en la entrada de la cueva, situada dentro de un gran parque.

En 2007, seis turistas y sus dos guías tailandeses murieron al verse atrapados por una repentina inundación en una cueva del parque nacional Khao Sok, en el sur de Tailandia.