La junta militar que está al frente de Guinea tras el golpe de Estado anunció este martes la reapertura gradual de todas las fronteras terrestres del país y comenzó cuatro jornadas de consultas para definir el contenido de una transición que debería devolver al país africano un gobierno civil.

Hasta el viernes, los militares se reunirán con líderes de partidos políticos y confesiones religiosas, representantes de la sociedad civil, diplomáticos extranjeros, dirigentes de compañías mineras o sindicatos.

Durante la mañana de este martes, decenas de representantes políticos se empujaban para tratar de entrar al edificio del Parlamento por una estrecha puerta custodiada por los soldados y poder acceder a las reuniones, en las que todos los partidos se mostraron dispuestos a participar, informó la agencia de noticias AFP.

Las discusiones comenzaron sobre el mediodía en el Parlamento, y se desarrollaron a puerta cerrada, sin acceso a los medios internacionales. Pero después varios participantes señalaron que el líder golpista, el teniente coronel Mamady Dumbuya, se había mostrado «unificador» y atento en este primer encuentro.

Recordó las motivaciones que llevaron al golpe de Estado del 5 de septiembre contra el depuesto presidente Alpha Condé, bajo arresto desde entonces, pero no brindó mayores detalles sobre la próxima transición, que será confiada a un futuro «gobierno de unidad nacional», de acuerdo a los presentes.

En paralelo, esta mañana circuló un comunicado que anunciaba que la frontera con Sierra Leona volverá a estar operativa a partir de este miércoles, mientras que la de Liberia se reabrirá el jueves y, el viernes, la de Costa de Marfil.

La frontera con Mali tendrá que esperar al 18 de septiembre.

En tanto, la frontera con Guinea Bissau, cerrada desde septiembre de 2020 antes de que se celebraran las elecciones del 18 de octubre, será la última en abrirse, el 20 de septiembre, informó el portal de noticias Guinéenews.

Antes de que se produjera el golpe de Estado, el Gobierno guineano había firmado un acuerdo de cooperación militar con Senegal, lo que permitía reabrir la frontera entre los dos países.

Este martes, la junta negó la existencia de un proyecto para redactar una carta de transición y acusó a «individuos con malas intenciones de intentar aprovecharse de la situación».

Así, indicó que solo después de las consultas, que comienzan este martes, se redactará tal documento.

Las fuerzas especiales dirigidas por el teniente coronel Mamady Doumbouya destituyeron el 5 de septiembre al presidente Alpha Condé, hasta ahora detenido.

Su operación, ejecutada en algunas horas, dejó entre 10 y 20 muertos, suscitó escenas de alegría entre los guineanos, desesperados por la pobreza, el clientelismo, la represión de las libertades y el acaparamiento de beneficios generados de sus recursos mineros.

Condé había sido reelegido para un tercer mandato en octubre de 2020 tras meses de protestas en su contra que fueron duramente reprimidas.

La junta disolvió el gobierno y las instituciones, y abolió la Constitución. Para intentar mostrar sus buenas intenciones, rápidamente liberó decenas de presos de opinión y prometió una transición política para formar Gobierno.

El teniente coronel Doumbouya no definió el contenido de esta transición, su duración y qué rol que desempeñarán en ella los militares.

En un mensaje televisado, la junta hizo un llamamiento anoche a los ex asesores del Gobierno a devolver los vehículos prestados para el desempeño de sus servicios.

Así, el Comité Nacional de Reconciliación y Desarrollo (CNRD) convocó a estos ex asesores y exministros a devolverlos «sin demora».

«Todo infractor será responsable del delito y tendrá todas las consecuencias previstas por la ley», alertó la junta.

Inquieta por la estabilidad de Guinea, la comunidad internacional sigue atentamente estas conversaciones en el país, donde los anteriores golpes militares de 1984 y 2008 terminaron en regímenes represivos.